Pasar al contenido principal
Catalunya Religió
bisbes-parlen-caritat
Fotografia: Canva.

GIEC El próximo domingo 2 de junio, solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, también conocida como Corpus Christi, la Iglesia celebra el  día de la caridad, con el lema «Donde nos necesitas. Abrimos camino a la esperanza». La solemnidad del Corpus Christi nos invita a contemplar y celebrar el gran don de la presencia real de Cristo vive entre nosotros en su cuerpo entregado y en su sangre derramada para la vida del mundo. La celebración de la eucaristía está muy vinculada con la caridad fraterna, ya que en la Eucaristía recibimos la invitación de Dios y su fuerza para vivir la alegría del amor y el encuentro con Dios nos hace más sensibles y atentos a las necesidades de nuestros hermanos.

Los obispos de Cataluña centran sus escritos dominicales en hablar del Corpus Christi, día de la caridad, así como de aprender del Sagrado Corazón de Jesús, del sacramento de la vida ordinaria y de san Juan XXIII.

El arzobispo de Tarragona,  Joan Planellas, dice que la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es "una fiesta que se ha convertido en popular gracias a las gozosas procesiones y a los motivos primaverales, como las alfombras de flores y las fuentes de agua" y que "mientras festejamos al Corpus, recordemos que todas estas manifestaciones son signo de una realidad muy profunda: la vida nueva que Jesús nos ha regalado". Recuerda que "el propio Maestro interpreta el gesto eucarístico precisamente como donación de vida plena" y que "Jesús nos ofrece así su secreto: él puede entregarse totalmente a los demás, puede hacerse comida para los demás, no por una valentía individual y autosuficiente, sino porque se sabe engendrado por la fuerza del amor del Padre”. Considera que “en cada Eucaristía deberíamos recordar las palabras de san Pablo: «El pan es uno solo, y por eso, nosotros, aunque seamos muchos, formamos un solo cuerpo, ya que todos participamos de este único pan» ( 1Co 10,17)”. Afirma que "la Eucaristía es sacramento de lo que ya somos por el bautismo: pueblo convocado en la comunión trinitaria" y que "es a la vez alimento y medicina que restituye y fortalece la comunión entre nosotros, a veces herida o debilitada por las diferencias o las rivalidades”. Pide que “no tengamos miedo a la multiplicidad y la pluralidad de dones y de servicios, de formas de pensar y de esquemas culturales” y que lo disfrutemos todo “como un regalo precioso del Espíritu que no se deja ganar en creatividad; sin embargo, sabiendo que todo debe ir encaminado a testimoniar la unidad que nos viene dada única y exclusivamente por la donación de vida de Cristo”. Finalmente, pide también que cuando salimos "en las procesiones, mostramos, pues, con alegría nuestra identidad cristiana, esto es, el deseo de comunión entre nosotros y de comunión con todos, especialmente con los más necesitados".

El cardenal Juan José Omella dice que en la solemnidad del Corpus Christi, “celebramos que Cristo, en la Eucaristía, nos ofrece su cuerpo y su sangre”. Con motivo de esta fiesta, quiere compartir con nosotros una anécdota que leyó hace un tiempo. Explica que “un catequista preguntó a un grupo de jóvenes cuál creían que era la parte más importante de la misa” y que “uno de los jóvenes respondió que el momento más significativo era cuando el sacerdote de su parroquia, al final del 'Eucaristía, decía: «Podéis ir en paz, la misa ha terminado»”. Expresa que "en un principio, nos puede parecer que este joven estaba bromeando", pero que "la respuesta esconde una gran verdad", ya que "en la Eucaristía, Dios nos alimenta con el pan de su cuerpo y su Palabra porque, llenos de paz y de alegría, anunciamos, con el testimonio de nuestra vida, el Evangelio a nuestros hermanos”. Afirma que "en la Eucaristía, Jesús nos muestra que quiere tener una relación personal con cada uno de nosotros" y que "Él es el pan vivo que da sentido a nuestra existencia, que sacia nuestros anhelos más profundos". Considera que "la Eucaristía, ciertamente, no acaba con el rito de despedida", ya que "Jesús nos pide que, al salir de la iglesia, traemos al mundo la Buena Nueva y seamos Buena Noticia para los demás". Quiere recordarnos que el domingo es también "el día que Cáritas realiza la colecta anual de Corpus" y que nuestra generosa aportación "seguirá dando esperanza a nuestros hermanos más vulnerables". Por último, dice que “la Eucaristía es un encuentro con Dios y es un encuentro con los hermanos” y ruega que “pidamos a Dios que nos enseñe a vivir eucarísticamente, a llevar a nuestros hermanos la vida y la Palabra de Cristo, además de la ayuda material”.

El obispo de Terrassa,  Salvador Cristau, dice que la fiesta del Corpus Christi “nació en la época medieval, en 1262, para resaltar la centralidad de la presencia de Cristo en la Eucaristía y para su veneración pública frente a de algunas corrientes que negaban esa verdad”. Expresa que "la procesión del Corpus es el antecedente de los actuales pasacalles de muchas fiestas mayores que han tomado los elementos culturales y simbólicos que le acompañaban esta procesión" y que "ha sido la manera de expresar la alegría y la agradecimiento por esta presencia del Señor en medio de nosotros”. Afirma que “esta fiesta nos ayuda a reflexionar y celebrar la presencia de Dios entre nosotros que ha querido quedarse de forma sacramental en el pan y el vino, su cuerpo y su sangre, como expresión de su amor y donación, por la salvación de la humanidad” y que “Corpus Christi nos sitúa en el contexto de la Última Cena, inicio de su total donación a la Cruz”, “un contexto de tensión y dolor, pero también de manifestación de amor y de amistad”. Manifiesta que “esta celebración nos lleva también a compartir lo que hemos recibido con nuestros hermanos más necesitados”, que “el lema de este año de Cáritas, “Donde nos necesitas. Abrimos camino a la esperanza» debe recordarnos que somos presencia de Jesús por nuestros hermanos” y que “no se puede ser cristiano y pasar de largo de las necesidades de los demás”. Por último, agradece como obispo diocesano “todo este trabajo que se está realizando para mostrar que el amor fraterno no es cosa de un día sólo, sino que es a lo largo de todo el año que los cristianos debemos testimoniar el amor de Dios con obras y hechos”, agradece también “todo el apoyo económico que muchas personas, creyentes o no creyentes, e instituciones, hacen con sus aportaciones” y agradece “el esfuerzo que se hace desde las parroquias, comunidades, Cáritas y otras instituciones para dignificar esta fiesta como expresión de nuestra fe que debe llevarnos a darnos a los demás”.

El obispo de Vic,  Romano Casanova, dice que “la fiesta de Corpus nos lleva a contemplar el misterio de la Eucaristía, memorial del misterio pascual de nuestro Señor Jesucristo” y que “la solemnidad del Cuerpo y de la Sangre de Cristo tiene una característica específica: prestar especial atención a la presencia real de Cristo en el sacramento de la Eucaristía, bajo las especies del pan y del vino”. Considera que “es un momento de gracia para afianzar nuestra fe en la presencia real, no simbólica sino sacramental, de Jesucristo”, puesto que “en la Eucaristía se hace realmente presente: todo su cuerpo, toda su sangre , su alma, su divinidad” y “la Eucaristía es, pues, misterio de caridad”. Recuerda que "es propio de la fiesta de Corpus que se haga profesión pública de nuestra fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía" y que "la ciudad de Vic fue de las primeras en celebrarla en nuestras tierras" . Reconoce que "los tiempos han cambiado y, después de unos años de incertidumbre, se ha ido recuperando la procesión en algunas poblaciones, con la humildad y la pobreza que no desdicen del misterio que celebramos". Afirma que "la fiesta de Corpus va unida al Día de la Caridad" y que "la relación entre la Eucaristía y el amor efectivo hacia los hermanos es indisoluble". Manifiesta que "Cáritas son nuestras manos en la atención a todos aquellos que necesitan acogida, escucha, ayuda e impulso para salir adelante, a fin de no caer en la exclusión social y vivir con dignidad ellos y sus familias" y que “es grande la labor realizada por los voluntarios de Cáritas en todo el obispado, en nuestros pueblos y ciudades”. Por último, expresa que “nuestro apoyo con las aportaciones, donativos y legados hará posible la continuidad de esta obra caritativa capaz de abrir caminos de esperanza para tantas personas”.

El obispo de Tortosa,  Sergi Gordo, dice que “en la solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, el Corpus Christi, celebramos el “Día de Caridad”, la campaña de Cáritas, bajo el lema: “Donde nos necesitas. Abrimos camino a la esperanza»”. Recuerda que “el papa Francisco, en un saludo que dirigió al comité ejecutivo de Cáritas Internacional, en 2013, dijo que “Cáritas es la caricia de la Iglesia en su pueblo” y que en su discurso en una delegación de Cáritas Española, el 5 de septiembre de 2022, afirmó que Cáritas es "el canal de la acción de la comunidad eclesial”. Considera que “cuando llega la fiesta del Corpus Christi va bien preguntarnos si somos suficientemente generosos haciendo una ayuda económica frecuente para que la acción de Cáritas llegue a todo tipo de personas que viven una situación de pobreza, de exclusión, muchas de ellas muy cerca de nosotros”. Expresa que “Donde nos necesitas”, Cáritas está presente y es capaz de movilizar el amor a los más desvalidos y vulnerables, infundiéndoles esperanza, motivándolos para seguir caminando adelante, abriendo caminos” y que “abrimos caminos sembrando gestos de solidaridad, abrimos caminos apoyando los proyectos solidarios de Cáritas, abrimos caminos bien comprometidos con generosidad, nutridos de Cristo Pan de Vida”. Por último, reproduciendo unas palabras del papa Francisco dice que “Jesucristo, el Señor, “nos propone ser fermento de un reino de justicia, de amor, de paz. Nos pide que seamos nosotros quienes demos de comer a su pueblo ese pan partido que es Él mismo, enseñándonos que quien quiera ser verdaderamente mayor debe hacerse servidor de todos»”.

El obispo de Solsona, Francisco Conesa, nos propone para nuestra reflexión la relación entre la Eucaristía y la Iglesia. Dice que "motivan esta reflexión dos acontecimientos importantes": el Sínodo, "que se plantea cómo ser una Iglesia más sinodal para la misión", y "la proximidad de la Asamblea diocesana, que celebraremos el 8 de junio en Cervera, donde después de un año de reflexión compartida aprobaremos un plan de evangelización para nuestra Diócesis, que tiene como principal objetivo renovar nuestras comunidades, para que sean vivas, abiertas y misioneras”. Explica que “en este contexto, debemos considerar que es la Eucaristía la que nos hace ser Iglesia, la que convierta a un grupo de personas de distinta clase y condición social en el cuerpo de Cristo”. Considera que “podríamos decir que el cuerpo eucarístico de Cristo es lo que hace que nosotros seamos 'Corpus Christi', el cuerpo de Cristo”, que “la comunión con el cuerpo y la sangre del Señor establece una comunión íntima de cada uno de nosotros con el Dios Trinitario” y que, “por eso mismo, edifica la comunión entre nosotros”. Afirma que “la Eucaristía construye constantemente la Iglesia” y que “si queremos renovar nuestras parroquias, deberemos arraigarlas en la Eucaristía, que nos reúne alrededor de la Mesa que el mismo Señor prepara para todos”. Manifiesta que "la realidad más profunda de una parroquia es ser comunidad eucarística" y que "por eso, la celebración del domingo es vital para la existencia de una comunidad". Por último, dice que “la comunión con el cuerpo eucarístico nos invita, además, a vivir la comunión entre nosotros”, que “la comunión, que se alimenta de la Eucaristía, nos impulsa a que cada uno de nosotros tome parte activa en la vida y en la misión de la Iglesia, alentando la corresponsabilidad de todos los bautizados” y que “por eso la Eucaristía es verdaderamente la fuente de la sinodalidad”.

El obispo de Girona, fray Octavi Vilà, dice que “Dios es amor, es amor hecho hasta el extremo”, que “su mandamiento es amarlo a Él y amar a nuestro prójimo” y que “este es el sentido fundamental de la Eucaristía, una entrega hecha por un amor hasta el extremo de dar su cuerpo y su sangre”. Expresa que “la presencia real de Jesús en la Eucaristía, que es la festividad que celebramos este domingo, no es sólo una presencia para ser contemplada y venerada, sino que su presencia es transformadora: debe transformar nuestros corazones”. Afirma que “Él se hace presente en medio de nosotros cuando nos reunimos en su nombre, cuando escuchamos su Palabra y, de manera muy especial, bien real y cumbre, como nos dice el Concilio Vaticano II, se hace presente por la Eucaristía”. Considera que “participar de esta mesa no nos puede dejar indiferentes, y debe movernos a la caridad”, que “a veces podemos tener la tentación de pensar que otras ya ruegan por nosotros, que otras ya educan y evangelizan por nosotros o que otros ya practican la caridad por nosotros, en nuestro nombre” y que “es cierto que la Iglesia somos todos, y de ahí la riqueza de su diversidad”, pero que “eso no nos dispensa de la práctica personal de la caridad”. Manifiesta que “este memorial, ese verdadero regalo que nos ha dejado a Cristo para celebrarlo y honrarlo hasta su retorno definitivo, es para vivirlo en toda su intensidad” y que “vivir en Cristo y por Cristo, ser de los invitados a su mesa, nos ofrece la posibilidad de ser mensajeros de su amor, de ese amor hecho carne, hecho oblación total en la cruz”. Finalmente, pide que "vivamos el misterio eucarístico en plenitud, para que transforme nuestros corazones y nos convierta en verdaderos seguidores de Cristo".

El arzobispo de Urgell, Joan Enric Vives, dice que el mes de junio es “el mes en el que tradicionalmente nos encomendamos a la misericordia amorosa de Jesucristo, en su imagen del Sagrado Corazón de Jesús, fuente de nuestra total confianza”. Considera que “la jaculatoria 'Sagrado Corazón de Jesús, ¡Tú confío!' debe llenar de sentido nuestra intercesión, y debe estar más presente durante todos estos días, con amor, y como unida a nuestra respiración, porque queremos aprender a vivir en la confianza que da sentido a toda nuestra vida” . Recuerda que “la encíclica del papa Pío XII, 'Haurietis aquas (1956), sobre el culto al Sagrado Corazón de Jesús, marcó un gran influjo teológico y espiritual respecto a esta devoción mayor de toda la Iglesia”, que “ del Corazón de Jesús, símbolo particularmente expresivo del amor divino, brotan dones abundantes para la vida del mundo” y que “estos son los dones que recordaba al papa Pío XII en su encíclica: la propia vida de Cristo, el Espíritu Santo, la Eucaristía y el ministerio sacerdotal, la Iglesia, su Madre María, y su oración incesante por nosotros”. Afirma que “cerca del Corazón de Cristo, el corazón del hombre aprende a conocer el sentido verdadero y único de su vida y de su destino, a comprender el valor de una vida auténticamente cristiana, a evitar ciertas perversiones del corazón humano y a unir el amor filial hacia Dios con el amor al prójimo”. Manifiesta que la devoción al Sagrado Corazón de Jesús "también es "reparación" de las ofensas que en el mundo se le hacen" y que "debe desembocar en una "consagración" a Él, ofreciéndole todo lo que somos y lo que podemos”. Por último, recuerda que “como enseñaba hace un año el papa Francisco, “quien se deja atraer por el amor de Cristo, convirtiéndose en su discípulo, también siente el deseo de llevar a todos la misericordia y la compasión que brotan del su Corazón”.

El obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustí Cortés, dice que “el paso de Dios, el Verbo de Dios, Jesucristo, por nuestro mundo, no ha dejado el mundo igual o indiferente”, sino que “ha introducido un factor, una fuerza , un principio, que lo transforma de arriba abajo”, que “ha introducido el mundo nuevo, el mundo del Espíritu”. Expresa que esto “lo ven, sobre todo, quienes, en este paso de Jesucristo por nuestra historia, se han convertido a Él y han asumido su Espíritu” y que “ellos mismos han empezado a creer, esperar y amar como Él y este cambio ha afectado profundamente a su mirada sobre la vida y el mundo”. Considera que "entonces, cualquiera puede decir que la vida es la misma que antes", pero que "en realidad todo cambia: la mirada descubre nuevas realidades, tan "reales" o más que los hechos que la mera observación, la ciencia, el periodista o el sociólogo y todo el mundo, logran ver”. Afirma que "la mirada, que llamamos del Espíritu, descubre en todo momento el sentido profundo de las cosas, los acontecimientos o las personas, de la propia vida y de la vida de los demás" y que "así, entendemos que la vida ordinaria se convierte realmente en 'sacramento' para quienes tienen esta mirada nueva”. Manifiesta que “la vida cotidiana puede llegar a ser apasionante, cuando captemos con la mirada del Espíritu el gran misterio que esconde” y que “al captar “las señales de Dios”, hasta lo más insignificante puede ser (debe ser) ocasión de ejercitar el diálogo con Él, sus llamamientos y nuestras respuestas, que da sentido a la vida”. Finalmente, dice que "vale la pena averiguar cómo esto es posible con ejemplos concretos de nuestra jornada más habitual" y que "quizás recuperaremos la pasión por vivir en lo profundo de nuestra existencia, es decir, en la verdad".

El obispo de Lleida, Salvador Giménez, dice que "es muy recomendable buscar personajes que, por sus cualidades personales, nos mueven a imitar su comportamiento positivo". Hace referencia a la trayectoria del papa Juan XXIII porque "este próximo lunes se cumplen 61 años de su muerte". Expresa que con profunda fe en Cristo san Juan XXIII “irradiaba bondad y mostraba una intensa bonhomía en sus relaciones con las autoridades del mundo entero y con sus colaboradores cercanos”, que “fue un ferviente buscador de la paz interviniendo en algunos acontecimientos mundiales con resultados alentadores” y que “escribió un famoso documento, la encíclica Pacem in terris, muy apreciada y bien valorada por todos, que refleja el talante espiritual, la transparencia y sencillez de su alma y su preocupación por todos los sufrimientos humanos, su amor a la paz y su afán por la unidad del mundo”. Recuerda que "católicos y gente de otras confesiones y cosmovisiones se sintieron atraídos por su imagen bondadosa y quedaron admirados por su profunda confianza en el Señor". Anota "algunos datos de su biografía" y recuerda que "fue beatificado en el año 2000 por el papa San Juan Pablo II y canonizado en 2014 por el papa Francisco", así como que "la gran iniciativa de este santo papa fue convocar el Concilio Vaticano II (1962) que continuó su sucesor San Pablo VI, que le culminó en 1965”. Por último, señala que su deseo es “proponerlo a imitación de todos, pastores y fieles, para recuperar su bondad, su confianza en Dios, su respeto y aprecio sin distinción alguna, su optimismo, su afán renovador para hacer más creíble a la Iglesia en el mundo contemporáneo”.

Pueden encontrar las glosas enteras en la web de la Conferencia Episcopal Tarraconense y en la página web de cada diócesis: Barcelona​​GironaLleidaSant Feliu de LlobregatSolsonaTarragona   TerrassaTortosaUrgellVic.

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.