Pau M. Duran –CR Cada domingo en Cataluña, varias comunidades evangélicas repartidas por todo el territorio celebran el culto. En estas celebraciones se encuentra la figura de pastor o pastora. Pero, ¿cómo se llega a ser pastor o pastora protestante?
Manuel Martínez es el rector de la Facultad Internacional de Teología IBSTE, con sede en Castelldefels. Martínez indica que antes de definir el proceso por el que una persona se convierte en pastor, es necesario tener presente el procedimiento de constitución de una iglesia evangélica. Legalmente, existe la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (FEREDE) que reúne 19 denominaciones cristianas en su seno. La Federación tiene una declaración de fe que indica la identidad esencial evangélica y provee ayuda en los diferentes requisitos que se necesitan para ser registrada legalmente. Por considerar la función o cargo de pastor o pastora, pues, es conveniente que la iglesia sea reconocida como tal por este organismo representativo de la gran mayoría de iglesias evangélicas en todo el Estado.
Según Martínez, el proceso varía mucho en función de la comunidad y de su tamaño. En comunidades pequeñas que todavía no se han podido registrar en la Federación, el procedimiento radica en la vinculación y la actividad en la comunidad de cada persona. Cada iglesia, haciendo uso de su autonomía local, puede decidir considerar a uno de sus miembros como pastor o anciano si su modelo de vida es ejemplar para el resto de miembros y conoce bien las Escrituras, de modo que pueda llevar a término correctamente su ministerio.
Por otra parte, en comunidades más grandes, sean más autónomas o se gobiernen de forma colegiada, es más habitual pedir una preparación formal para llegar a obtener la posición de pastor. En este sentido, varios institutos bíblicos o facultades de teología, algunos de ellos con acreditación universitaria, ofrecen estudios reglados por el Estado que consisten en una formación de tres o cuatro años en las Escrituras, teología e idiomas bíblicos.
En relación a esta formación, Martínez asegura que en comunidades muy consolidadas o de una congregación de más de 100 personas, tratándose de un contrato laboral y un salario, a menudo se pide haber cumplido uno de estos programas de estudios, valorando incluso una formación de posgrado. Según afirma Martínez, “muchas veces el trabajo de pastor es voluntario, no tiene ninguna remuneración. Sólo un menor porcentaje de congregaciones pueden pagar un salario al pastor”.
La Facultad Internacional de Teología IBSTE ofrece un plan de estudios que alterna la formación teológica y bíblica con asignaturas de práctica pastoral y disciplinas históricas. La finalización de los estudios permite la obtención, además de la capacitación formal por ser pastor, de un título universitario oficial en teología.
El IBSTE se fundó en 1974 con el objetivo de preparar formativamente para el servicio cristiano en las iglesias evangélicas del Estado Español. En 2011 el Ministerio de Educación en España les concedió la acreditación oficial de sus estudios.
Martínez también añade que en la facultad hoy en día se pueden encontrar perfiles muy variados con trasfondos personales muy diversos, que sienten un llamamiento interior que predispone a servir a su comunidad desde la responsabilidad y liderazgo de pastor. Normalmente, los estudiantes matriculados en la Facultad son jóvenes de menos de treinta años que deciden complementar su formación académica con otra teológica: “Actualmente, el nivel de estudios de los jóvenes es más alto y mucho más diverso. En la facultad, encontramos a estudiantes de magisterio, filólogos, Mossos d'Esquadra, o funcionarios que quieren servir a Dios cuando sienten su llamada”.
