Comentario a la primera lectura. Bautismo del Señor.
Las disposiciones litúrgicas contemplan que en la primera lectura del domingo que recuerda el bautismo de Jesús se lean unos versículos del comienzo del libro del Segundo Isaías (is 40, 1-5.9-11). El texto del evangelio de Lucas que se lee este año se limita a hacer mención del bautismo de Jesús (3,15-16.21-22). Quién bautiza Jesús es Juan y Lucas ha hecho la presentación en los versículos precedentes y es en esta presentación donde se encuentra una cita del libro del Segundo Isaías (3,4-6). Juan es la voz que clama en el desierto y quien prepara los caminos para la venida del Señor.
El texto que leemos hoy empieza de forma impactante, un imperativo “consolad” repetido una segunda vez, cosa que denota importancia e insistencia. “Consolad” es la traducción del verbo hebreo “naham”. En el Antiguo Testamento lo encontramos usado en el sentido de repensarse de una decisión tomada; este es el caso de Gn 6,6.7 cuando Dios se repiensa de haber creado el mundo y los seres humanos. El sentido más habitual es el de consolar o dar ánimos a quien pasa por una aflicción o situación adversa. Es el sentido más habitual que se encuentra en el Antiguo Testamento ( ejemplos: Jb 7,13; 16,2; 21,34; 29,25; 42,6.11; Sl 23,4; 69,20; 71,21; 77,2; 86,17; 90,13).
Se entiende que quien habla es Dios y que el destinatario es el pueblo de Israel, pero quienes son los consoladores?. El texto no lo explicita claramente pero puede ser una buena ayuda tener en cuenta los comentarios rabínicos y el targum de Isaías. Este dice: “Profetas vaticináis consolaciones sobre el pueblo” (Tg Is 40,1) porque entiende que la misión del profeta es vaticinar consolaciones y buenas noticias para Israel justo. La consolación profética será junto con la defensa del monoteísmo y el retorno del exilio uno de los temas propios de la predicación del Segundo Isaías.
Cuando se habla de la predicación profética de la consolación nos encontramos con una expresión acuñada: “la consolación de Jerusalén”. Dice así lo targum de Isaías: “ “Sión ciudad de nuestras solemnidades tus ojos contemplarán la consolación de Jerusalén en su prosperidad y seguridad” (Tg Is 33,20). La consolación de Jerusalén quiere decir disfrutar de la liberación mesiánica. Es la que esperaba Simeón cuando Lucas dice de él: “hombre justo y piadoso que esperaba que Israel sería consolado” (Lc 2,25).
Cuando el Segundo Isaías dice. “Consolad consolad” no se limita a unas simples palabras de coraje sino que en ellas hay implícita una promesa de liberación mesiánica como se mostrará en texto que sigue.
Lo que sí está muy claro en el texto es el motivo de la consolación. “Se ha acabado la servidumbre, que le ha sido perdonada la culpa, que ha recibido del Señor doble paga por todos sus pecados”. De qué pecados se trata?: desobedecer al Señor, no observar los decretos y mandamientos que Él ha dado, ir detrás los ídolos. Estos pecados llevan a Israel al exilio que no es el resultado de determinadas circunstancias históricas sino que es el castigo por los pecados que Israel ha cometido. Se intuye que el mal comportamiento de Israel ha ofendido el Señor y habrá que satisfacer la ofensa (Lv 26,41.43). Ahora esta ofensa ha sido satisfecha y el pecado ha sido perdonado. La frase: “ha recibido del Señor el doble por todos sus pecados” no implica un exceso de la ira divina sino que se ha acabado el sufrimiento por el cual Israel consigue la purificación de sus pecados.
Preparar el camino, allanar una ruta no hay que entenderlo en sentido literal. Camino en lenguaje bíblico equivale a comportamiento. Dice el Deuteronomio: “observa los mandamientos del Señor, sigue el caminos que él te señala” (Dt 8,6 ) y el profeta Ezequiel: “ Yo el Señor Dios os aseguro que lo que yo quiero es que el malvado abandone los malos caminos y viva” (Ez 18,23 ). Arreglar caminos, rebajar terrenos querrá decir abandonar los malos comportamientos; llenar los valles será vivir una vida según la obediencia al Señor. Estas serán las condiciones que harán posible que brille la gloria liberadora del Señor.
Bautismo del Señor. 12 de Enero de 2025