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VÍCTOR RODRÍGUEZ –CR En el número 12 de la calle de la Força de Girona siempre está la puerta abierta y turistas y pasavolantes entran curiosos al cancel dese donde se adivina una escalera histórica, nunca mejor dicho. Antes, unos letreros informan de un nombre y de una congregaciónMaria Gay Tibau - Religiosas de San José de Gerona. Fundadas en el año 1870 en la Subida de Sant Domènec, esta primera comunidad daría lugar al Instituto de Religiosas de San José de Girona, congregación dedicada a la sanidad y a la educación con una arraigada presencia en nuestro país. Desde 2003, el Instituto ha recuperado este edificio de la calle de la Força, cuna de la primera comunidad.

Nos adentramos en la mano de la hermana Felícitas Villares, maestra y enfermera jubilada y actualmente vicepostuladora de la causa de canonización de la fundadora, Maria Gay Tibau (Llagostera 1813 – Girona 188 4). También lo es de las tres hermanas martirizadas durante la Guerra Civil: Fidela Oller, Facunda Margenat y Josefa Monrabal que fueron beatificadas en Girona en 2015.

 

Una casa multifuncional

En esta casa en el corazón de Gerona residen actualmente diez hermanas, cada una con unas tareas propias. Las mayores mantienen principalmente el rescoldo y la oración, las más jóvenes, africanas, están estudiando en la universidad o aprendiendo el catalán y el castellano mientras que la hermana Felícitas reside en ser la vicepostuladora de las causas de canonización. Antes residía también la actual Superiora General Rosa Masferrer Felip, hija de Cassà de la Selva, y que al ser elegida por este cargo ahora reside en Madrid.

A pocos metros de la Casa, también en el corazón de Girona se encuentra el Centro geriátrico Maria Gay Tibau, una residencia de ancianos de la congregación, mientras que en el barrio de Vilarroja -uno de los barrios más castigados de la ciudad- la Congregación regenta la escuela Sagrada Familia, un centro de alta complejidad. En la capital gerundense son tres las comunidades con las que el Instituto está presente.

Museo de la Congregación

En la primera planta de la casa se encuentra el museo del  Instituto. Las salas ofrecen bajo distintos ámbitos temáticos una muestra de su historia principalmente a través de objetos históricos. Nada más entrar sorprende la recreación de una habitación de un hogar antiguo. 'Aquí recreamos la principal tarea con la que nació el Instituto, la de velar a los enfermos primero en las casas y después en los hospitales', explica la hermana Felícitas. De ahí que a los pies de la cama hay una silla como símbolo de la que utilizaban las hermanas para acompañar a los enfermos durante las horas de velatorio. No en vano, otra sala del museo muestra diferentes manualidades: encajes, ganchillo y ropa de altar que las propias hermanas bordaban mientras hacían el velatorio, y por eso en muchos lugares son conocidas popularmente como veladoras. La vitrina atesora un conjunto de filigranas artísticas que hoy casi ya no se realizan en ninguna parte por las horas y la traza que comporta el arte del bordado.

Las demás salas son una muestra de diferentes objetos cedidos y regalados a la Congregación, de casas que han cerrado y donde ya no hay comunidad, así como objetos procedentes de América, África y otros lugares de donde la congregación tiene hermanas y que quieren que una representación de sus países esté en la cuna de la congregación. También hay un espacio dedicado a las tres Hermanas beatas mártires que murieron asesinadas durante la persecución religiosa de la Guerra Civil. Paseando por las salas y mirando las vitrinas -llenas de placas y objetos de todas partes- se ve el aprecio y agradecimiento que ayuntamientos e instituciones han mostrado hacia las Hermanas por su labor en los pueblos por donde han pasado.

Un crucifijo de Manolo Escobar

Entre campanas, cálices, patenas, placas y otros objetos litúrgicos y ornamentales, como una custodia hecha con las aportaciones de todas las comunidades del Instituto, Felícitas Villares señala un crucifijo: 'Nos lo regaló el cantante Manolo Escobar'. Resulta que el autor del famoso 'Porompopero' y 'Mi carro' trabajaba de albañilería en la clínica del Remedio de Barcelona, ​​gestionada por el Instituto. Allí fue descubierto como cantante y dejó el oficio para dedicarse a la música. Agradecido por ese cambio que su vida dio en una casa de la congregación, obsequió a las hermanas con un crucifijo hoy expuesto en el Museo como una muestra más del cariño de la gente.

'Yo le digo el camino, usted conduzca...'

Ésta fue la premisa para empezar el proceso de canonización de Maria Gay Tibau. 'Nosotros queríamos saber cómo habíamos llegado hasta aquí como Instituto' explica Felícitas Villares, ya que hasta los años 60 del siglo pasado en el Instituto no se hablaba mucho de la Fundadora más allá de una frase que sintetizaba el carisma que Maria Gay quería:  'Ligerar el dolor y sembrar la paz'. En 1995 la hermana Felícitas llega a Girona por indicación de la superiora del Instituto con la intención de ayudar a encontrar información de Maria Gay, ya que el Instituto sólo disponía de su partida de nacimiento y algunos apuntes, poco más. La fundadora era, pues, una gran desconocida.

Para descubrir qué se podía saber de Maria Gay fueron indispensables los conocimientos de la hermana Maria Massanas, entonces vicepostuladora y gran conocedora de las comarcas gerundenses. Él acompañaría a Felícitas a los archivos y ayuntamientos de los pueblos donde el Instituto había tenido presencia. Lugares como Blanes, La Bisbal o Llagostera, pueblo de nacimiento de Maria Gay. La hermana Felícitas, nacida en León y que acababa de hacer de maestra en una escuela de Porcuna en Jaén, no hablaba catalán y la hermana Massanas ya no llevaba coche. Por este motivo y con empuje e ilusión se pasaron el verano de 1995 yendo de archivo en archivo preguntando y removiendo papeles y visitando casas y ayuntamientos para recoger material, datos y testigos sobre Maria Gay.

El proceso de recogida de información fue intenso: "Pedimos testimonio a todas las hermanas mayores de 80 años, haciéndolas venir a Girona y las que no podían por motivos de edad, una hermana las fue a visitar a cada comunidad para tomar testimonio". De todas ellas se extraía que Maria Gay Tibau fue una mujer 'silenciosa, piadosa, muy caritativa y muy buena'.

Al año siguiente, en 1996, se abriría el proceso de canonización con todo lo que llegó a recogerse, una información que serviría para publicar el primer libro sobre la fundadora 'Tras las huellas de Maria Gay Tibau' escrito por la postuladora, la hermana Teresa Fernández MielgoA la espera del verano del año 2000, cuando el Papa Juan Pablo II celebraría el Jubileo de los Mártires, la hermana Massanas se puso enferma y me dijo: "Ahora le corresponde a usted sacar adelante el proceso de las Hermanas mártires". Poco después, durante el mes de febrero murió en Banyoles.

El descubrimiento de la fotografía

'No teníamos ninguna fotografía de la madre Maria Gay' explica la hermana Felícitas. La imagen de la fundadora más allá del nombre era inexistente por ningún miembro del Instituto a pesar de la ingente cantidad de hermanas que han seguido su carisma desde 1870. Fue fruto de la búsqueda de Felícitas Villares  y el contacto con un amigo de la Congregación, el señor  Lluís Martí Salló, de Banyoles, cuando en verano del 2000 éste le llamó y le dijo 'Venga a Banyoles que tengo algo para usted'.

Al llegar le enseñó la que es la única fotografía de Maria Gay Tibau. Fue un encuentro muy emoc ionante. Más adelante logró el cliché auténtico. Era un cliché de cristal comprado en un anticuario madrileño. El cliché era de la casa Unal, un establecimiento fotográfico en el que trabajaron tres generaciones de fotógrafos afincados en Girona y Figueres, viajó hasta Banyoles y de allí a Girona. Desde entonces, la Congregación ha hecho suya la fotografía y ha redescubierto tanto la historia de sus inicios como ha puesto un rostro real a su fundadora, algo que impactó a muchas hermanas del Instituto, sobre todo a las mayores.

Un proceso abierto

Maria Gay Tibau tiene la consideración de venerable desde diciembre de 2013, cuando el Papa Francisco proclamó sus virtudes heroicas, siendo el paso previo a su beatificación. La fundadora está enterrada en el cementerio de Girona junto con los restos de unas sesenta hermanas más.

Por eso actualmente no hay ninguna reliquia de la fundadora y como expresa la hermana Felícitas 'la reliquia de María Gay es esta fotografía junto con el espíritu que nos ha dejado' un espíritu que ha llegado hasta hoy a pesar de que de ella no se ' habló durante décadas.

De Girona al mundo

El Instituto, que ha mantenido siempre el nombre de la ciudad -como han hecho también las Hermanas de la Sagrada familia de Urgell- tiene otros centros en nuestro país, algunos de ellos muy conocidos, como la clínica del Remei en Barcelona, la residencia del Tura en Olot, la clínica Salus Infirmorum de Banyoles o la bonita casa de espiritualidad Santa Helena, en Solius.

También están presentes en varios países, de donde hoy provienen las monjas más jóvenes del Instituto y la actual superiora de la comunidad, de la República Democrática del Congo. Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Argentina, México, Guinea Ecuatorial, Ruanda o Camerún son algunos de esos países en los que el Instituto se ha expandido. Además, el Instituto tiene una comunidad en una clínica de Roma que a veces visita al Papa, lugar donde reside actualmente la postuladora de la causa de canonización, la hermana Teresa Fernández Mielgo.

La casa de la calle de la Força es, pues una comunidad que fluctúa con nuevas hermanas que vuelven a la cuna del Instituto para seguir el carisma de su Fundadora ahora que su imagen es más clara que nunca a la espera de su beatificación y de un milagro que la haga posible.

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