Uno de los ejemplos de la interacción entre los modelos científicos y la reflexión teológica lo suministra el movimiento de las cosas, la primera vía de SantoTomás de Aquino. La física aristotélica suponía que para que un objeto se moviera se le debía aplicar continuamente una fuerza. Al final de estas fuerzas había un motor inmóvil que era Dios, la verdad, la justicia, la bondad, la belleza.