Se acaba de hacer público el Mensaje de Benedicto XVI para la próxima Jornada Mundial de la Paz, el día 1 de enero de 2012, que lleva como lema "Educar a los jóvenes en la justicia y la paz".
La Jornada Mundial de la Paz es una celebración instaurada por Pablo VI en 1967 para promover, el primer día del año, la oración y las iniciativas en favor de la paz. La Jornada da anualmente al Papa la ocasión de ofrecer unas breves reflexiones que, con los años, han conformado una contribución muy significativa al desarrollo y actualización de la doctrina social de la Iglesia.
Este año, el Mensaje de Benedicto XVI quiere ser un llamamiento a los educadores, padres, madres y familias, estamentos educativos, medios de comunicación, responsables políticos y sociedad en general, para prestar una mayor atención y escucha a la juventud, gran esperanza para en el mundo, y a renovar los esfuerzos para transmitir a los jóvenes el aprecio por el valor positivo de la vida, el deseo de dedicarse al bien común y de participar activamente en la construcción de una sociedad más humana y fraternal.
Nada puede sustituir una atenta lectura de este Mensaje, que recomiendo vivamente a padres y educadores. Sólo quisiera subrayar un aspecto fundamental de este texto. Benedicto XVI, en la línea de otras reflexiones recientes en sus discursos y cartas (y en continuidad con toda la tradición del pensamiento social de la Iglesia), pone énfasis en que la educación en la justicia y la paz solo puede tener éxito cuando se educa en la verdad y en la libertad. Esto quiere decir que resulta decisivo contribuir al reconocimiento de la verdad del ser humano, en tanto que ser creado por Dios a su imagen y semejanza y, por tanto, su profunda e inviolable dignidad.
Este reconocimiento es el que conduce a la persona a un sentimiento de gratitud por el don inestimable de la vida, al respeto de cada ser humano y a ayudar a otros a vivir conforme a su altísima dignidad. Y es justamente en el reconocimiento de esta relación de la persona con Dios donde se descubre el significado de la propia libertad, que no es el absolutismo del propio yo, sino el descubrimiento en su interior de una ley que le lleva a hacer el bien y a amar. Y es esta ley moral natural, de carácter universal, y no una mera convención humana, ni una ley positiva, ni ideología política, la que fundamenta los derechos y libertades y, en último término, es la base de una convivencia justa y pacífica.
Huelga decir que este Mensaje nos será de utilidad a los miembros de Justicia y Paz, y nos debe anirmar a repensar nuestra tarea, la cual, de hecho, siempre ha tenido como centro importante de atención a los jóvenes, ofreciendo permanentemente actividades educativas en escuelas y universidades y dándoles la oportunidad de ser protagonistas de nuestras campañas y acciones.
Aprovecho para invitar a todos aquellos que quieran unirse a nosotros en esta celebración a participar en la Eucaristía que con tal motivo celebraremos el próximo día 1 de enero a las 13h, en la catedral de Barcelona, presidida por el Cardenal Arzobispo Lluís Martínez -Sistach.
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