(Centro de Pastoral Litúrgica) En 1958, un grupo de sacerdotes jóvenes preocupados por la liturgia y que habían bebido de las fuentes del movimiento litúrgico que desde hacía décadas se vivía en toda Europa publicaron un libro que tuvo un éxito inmediato. Se decía Moniciones y oraciones para la Santa Misa, y salió en catalan y castellano. Entre aquellos curas había Pere Tena, Pedro Farnés, Joan Bellavista y otros. Y así, con ese libro, tomó carta de naturaleza pública el Centro de Pastoral Litúrgica de Barcelona, conocido desde el comienzo por sus siglas CPL.
Pere Tena, a quien hemos despedido este martes, ha sido, desde siempre, el punto de referencia más visible y reconocido del CPL. Con su gran conocimiento de la liturgia como vivencia de Iglesia, con su capacidad pedagógica, con su respeto por las iniciativas de los demás, y con su profunda estimación a la gente, ha sido capaz de hacer crecer en todos los lugares por donde ha pasado el interés por este elemento central del ser cristiano.
La liturgia en la vida de los creyentes
Y junto con la fundación del CPL, cabe destacar también su papel decisivo en la puesta en marcha de la primera revista que el Centro publicó: la revista Phase, que nació con el nombre de 'Boletín de Pastoral Litúrgica'. En ella, ya desde el año 1961, se ayudó, sobre todo a los sacerdotes, a preparar lo que sería la renovación litúrgica del Vaticano II, y después, a ponerla en práctica. Posteriormente, la revista, aún bajo su dirección, y respondiendo a nuevas necesidades, derivó más hacia el campo de la reflexión. Pero siempre con el mismo objetivo: dar a la litúrgicaa su papel central en la vida de los creyentes.
Con los años, su presencia y actividad en el CPL ha ido disminuyendo. Pero nunca ha dejado de ser punto referencia: aconsejando, sugiriendo, a veces disintiendo pero sin querer imponer nunca. Y todo, siempre, con una gran proximidad y una gran estimación.