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Año nuevo 2017. Ciclo A.

Barcelona, domingo 1 de enero de 2017.

Hemos empezado un nuevo año. Todos sabemos el ritual: cenas estridentes, comer y beber en abundancia, felicitaciones más o menos sinceras en abundancia.

Todos decimos y repetimos lo que sabemos que será mentira: año nuevo, vida nueva. Año nuevo y vida la misma. ¡Y que no empeore!

¿Qué puede haber de nuevo en el año que hoy empezamos?

Cada año decimos y deseamos lo mismo sabiendo que la rutina se irá repitiendo y multiplicando la mediocridad.

También en el año que empezamos se producirán los hechos de siempre

–las mismas o parecidas desgracias y estrecheces

–los mismos o similares errores

–las mismas o similares satisfacciones

–los mismas o similares recortes y subidas de impuestos.

¿Qué puede introducir verdadera novedad en nuestra vida?

La forma concreta de vivirla.

Nuestra actitud ante los acontecimientos, las personas y las cosas.

Este año que hoy iniciamos será realmente nuevo y renovador si sabemos mirar las personas queridas

–con más afecto

–con más comprensión

–con más tolerancia

–con más capacidad de oído: saber escuchar.

Será realmente nuevo y renovador

–si sabemos estar más atentos a los desconocidos

–si sabemos detenernos ante los que sufren y lo pasan mal.

Será realmente nuevo y renovador si sabemos hacer cosas tan sencillas como mirar de manera diferente la belleza de los paisajes de siempre o bien disfrutar con más calma del hechizo de las estaciones y el paso del tiempo y la gracia del silencio.

Será un año de verdad nuevo y renovador si hacemos más lugar a Dios en el corazón de nuestra vida.

Si aprendemos a creer más intensamente, con más confianza y menos miedos.

Si nos atrevemos a orar con palabras salidas del corazón, día tras día.

En la liturgia de este primer día del año se nos recuerda una hermosa bendición judía que dice: "El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro delante de ti y te conceda la paz."

Esta bendición de Dios será nueva cada día. Nueva y renovadora.

Dios no se repite.

Dios es la sorpresa permanente y siempre velará buscando nuestro máximo bien.

Dios es y será la verdadera novedad del Año.

Sólo Dios merece toda nuestra confianza.

Confianza: ¿le tenemos o no le tenemos?

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