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El único día festivo en que se lee la carta a Tito es el día de Navidad, un fragmento en la misa del alba y otro (Tt 2,11-14) en la misa de la noche que será objeto de la nuestra atención.

En el texto encontramos una mirada al pasado: el amor de Dios que estaba escondido y ahora se ha revelado y la entrega de Jesús por nosotros que se refiere a su muerte y resurrección. Hay también una mirada al futuro: "esperamos que se cumpla felizmente nuestra esperanza y que se manifieste la gloria de Jesucristo". En esta mirada al pasado y al futuro está el fundamento teológico de la conducta ética que hay que llevar en el momento presente.



Las exhortaciones e instrucciones encaminadas a fomentar este comportamiento ético están inspiradas en los catálogos de vicios y virtudes de la época y que sirven para cualquier cristiano, al igual que sirven para un judío o un pagano. La buena conducta cristiana se identifica con los deberes y comportamientos cívicos que se convierten en propuesta de vida para hombres y mujeres de todo tiempo. Esta sintonía de la moral cristiana con el comportamiento ético de la sociedad de aquel tiempo ayudó a que las comunidades cristianas no fueran consideradas grupos aislados, sectarios, unidos por unas prácticas y conductas no entendidos por la sociedad del momento. Al revés de lo anterior, las comunidades cristianas tuvieron la posibilidad de convertirse en ejemplos de buen comportamiento para el conjunto de todos los ciudadanos. Con este planteamiento se podía hacer frente a las corrientes gnósticas que eran indiferentes a las normas de comportamiento de la sociedad porque consideraban el mundo como una realidad nada digna de ser valorada en serio.



Entre estas virtudes se encuentra la piedad. A menudo la entendemos como un sentimiento de compasión hacia el que sufre un contratiempo o una desgracia o también calificamos de piadosa una persona muy entregada a prácticas religiosas. Piedad, sin embargo, traduce una palabra griega, "eusebeia", que designa la actitud de reverencia y respeto ante la divinidad y también ante los seres humanos. La piedad, pues, junto con las otras virtudes, define el comportamiento cristiano que no corre o actúa en paralelo con el buen comportamiento social. En todo caso, tiene un plus de motivación sobre el que pueda tener cualquier persona humana y este plus es el que encontramos en el texto de la carta: el amor manifestado de Dios y la esperanza futura.



"Dios ha manifestado su gracia que es fuente de salvación para todos los hombres". Si la gracia se ha revelado, quiere decir que no era perceptible. En muchas de las religiones del mundo sólo unos pocos elegidos o selectos pueden acceder a las experiencias de encuentro con la divinidad o ser instruidos para conocer los secretos escondidos de una religión. Las palabras de la carta a Tito muestran que, por lo que respecta a Jesús, la cosa no es así. En Jesús la gracia, fuente de salvación, deja de ser una realidad abstracta, no concreta y desconocida para tomar forma corpórea y humana en la persona de Jesús. Por eso leemos este texto el día de Navidad. Él es la realización histórica del favor liberador de Dios. Por eso, cuando Gabriel dice a María: "Dios te ha concedido su gracia" significa que Dios, no sólo ha beneficiado María con una cualidad personal, sino que le ha hecho don de aquel que es encarnación humana de la gracia, del favor liberador de Dios. Este don no es privativo de un grupo escogido de selectos, aunque este grupo se llame comunidad cristiana. La gracia trae la salvación a todos los hombres. Los límites y las barreras se quiebran y el don pasa a ser un ofrecimiento universal.



Navidad del Señor 25 de diciembre de 2016

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