CR La catedral de Terrassa ha acogido este sábado la misa de todas las Hermandades Rocieras de Cataluña, agrupadas en la FECAC, la Federación de Entidades Culturales Andaluzas de Catalunya. Una tradición andaluza arraigada en el territorio que lleva a sus espaldas cincuenta años de tradición en nuestro país. La misa, presidida por el delegado episcopal de religiosidad popular de Terrassa, Miguel Ángel Jaimes Duarte, ha contado con la participación de todos los simpecados de todas las hermandades catalanas, con sus presidentes, 'Hermanos Mayores', socios, así como alcalde de Terrassa, concejales de otros consistorios catalanes y la participación también de la delegada del gobierno en Barcelona, Pilar Díaz.
Las Hermandades Rocieras son agrupaciones religiosas y culturales que tienen su origen en Andalucía y que celebran la Romería del Rocío, una de las fiestas más importantes y emotivas del calendario religioso de España. Esta romería, dedicada a la Virgen del Rocío, congrega cada año a miles de peregrinos que se dirigen al Santuario del Rocío, situado en la localidad de Almonte, en la provincia de Huelva. En Cataluña, esta tradición ha arraigado profundamente, especialmente entre la comunidad andaluza que se estableció en la región durante el siglo XX.
Más de 50 años de presencia en Cataluña
Durante la segunda mitad del siglo XX, Cataluña vivió un fuerte proceso de inmigración procedente de Andalucía, especialmente en las décadas de 1960 y 1970. Este fenómeno trajo no sólo una aportación demográfica, sino también un rico legado cultural y religioso. Muchas familias andaluzas mantuvieron vivas sus tradiciones y, entre ellas, la devoción a la Virgen del Rocío.
En la década de 1980, se empezaron a formar las primeras Hermandades Rocieras en Cataluña, inicialmente como pequeñas agrupaciones de fieles. Con el tiempo, estas hermandades crecieron, se organizaron formalmente y empezaron a celebrar sus propias romerías en Cataluña, adaptándose al nuevo contexto pero manteniendo la esencia de la devoción rociera.
Las Hermandades Rocieras son organizaciones religiosas que tienen como eje central la devoción a la Virgen del Rocío. Cada hermandad cuenta con una junta directiva, y las actividades que realizan son variadas y van más allá de la Romería del Rocío. Se organizan actos religiosos, como mensajes, rosarios y plegarias, así como actividades culturales y sociales, como conciertos de flamenco, encuentros gastronómicos y otros eventos que ayudan a mantener viva la cultura andaluza en Cataluña.
La celebración más importante de las hermandades es la Romería del Rocío, que, aunque tiene su epicentro en Andalucía, también se reproduce en diversas localidades catalanas. Las hermandades rocieras organizan peregrinaciones a parajes naturales cercanos a Cataluña, donde se instalan durante unos días y celebran actos religiosos y festivos, recreando el camino del Rocío.
La Romería del Rocío en Cataluña
En Cataluña, la Romería del Rocío se ha convertido en un evento que moviliza no sólo a la comunidad andaluza, sino también a muchos catalanes interesados en esta manifestación de devoción y cultura. En municipios como Barcelona, Terrassa, Hospitalet de Llobregat, San Boi de Llobregat o Santa Coloma de Gramanet, la Romería del Rocío se ha consolidado como una de las citas más importantes del calendario anual.
Durante la romería, los participantes se visten con la indumentaria tradicional rociera, cantan sevillanas, tocan guitarras y castañuelas y, sobre todo, expresan su devoción a la Virgen con profundo sentimiento religioso. La imagen de la Virgen del Rocío, en este caso una réplica de la venerada en Almonte, es llevada en procesión entre los fieles, siguiendo la tradición de la romería original.
Una de las características más destacadas de las Hermandades Rocieras en Cataluña es su capacidad para integrar la cultura andaluza dentro de la diversidad catalana. Aunque la romería es una fiesta tradicionalmente andaluza, en Cataluña se ha adaptado y se ha convertido en un puente cultural que une a personas de orígenes diferentes. Muchos catalanes participan activamente en las celebraciones, y el fenómeno rociero se ha convertido en una muestra del diálogo y la convivencia entre culturas.