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Comentario a la segunda lectura de la Festividad de la Epifanía del Señor.

“Me ha hecho conocer su designio” La palabra griega traducida por designio es la palabra “mysterion”. Es una palabra rica de contenido; en el mundo profano y pagano se refiere a los secretos religiosos, confiados solo a los iniciados con el deber de no ser comunicados por ellos a los mortales comunes. En la Escritura tiene diferentes significados. En un primer nivel de significado “mysterion” haría referencia a las cosas ocultas o secretas, no obvias para el entendimiento”, es el sentido que tiene en 1Co 13,2 y 14,2. Profundizando en su significado “mysterion” hace referencia al plan de Dios de proporcionar la salvación a los hombres a través de Cristo, que antes estaba escondido pero ahora se ha revelado, es el sentido que encontramos en Rm 16,25-26. En los sinópticos encontramos el término cuando Jesús dice a los discípulos que les ha sido dado de conocer los designios secretos del Reino de Dios (Mt 13,11; Mc 4,11; Lc 8,10).

En el texto que comentamos hoy ( Ef 3,2-3a.5-6) el término “mysterion” se refiere al propósito de Dios de favorecer también a los gentiles con la salvación a través de Cristo. En el cántico de alabanza al Señor del capítulo primero el autor de la carta ya habla del “mysterion”: “Nos ha hecho conocer su designio secreto, la decisión que había tomado para ejecutarla en la plenitud de los tiempos: Ha querido unir en Cristo todas las cosas, tanto las del cielo como las de la tierra” (Ef 1,9). El texto muestra una voluntad de salvación universal por parte de Dios y esta universalidad quiere decir que en la salvación están incluidos tanto los judíos como los gentiles o paganos. Este tema el autor de la carta lo expone en detalle en la segunda parte del capítulo segundo que precede al texto que leemos hoy. “De dos pueblos ha hecho uno solo destruyendo el muro que los separaba” (2,14). “Aquello que los hacía enemigos: la Ley con sus mandamientos y preceptos. Así ha puesto paz entre ambos pueblos y, en él, ha creado uno solo la nueva humanidad” (2,15). Cuando en el versículo 6 de nuestro texto dirá que “todos los pueblos tienen parte en la misma herencia, forman un mismo cuerpo y comparten la misma promesa” no hace otra cosa que referirse a la separación existente entre judíos y paganos que ha quedado destruida después de la muerte y resurrección liberadoras de Jesús.

El problema de las relaciones entre judíos y paganos cristines viene de los mismos inicios de la vida de las primeras comunidades cristianas. Hasta la destrucción de Jerusalén durante la guerra del 66-70 quien llevaba la voz cantante en cuanto a las directrices de la vida de las comunidades fue la comunidad de Jerusalén de habla hebrea e influenciada por las tradiciones judaicas. El primer conflicto aconteció con los dirigentes de la comunidad de lengua griega formada por conversos que habían ido a Jerusalén con motivo de las peregrinaciones o simplemente porque vivían en Jerusalén y sabían griego. El conflicto se resolvió con el reconocimiento de los siete dirigentes de los cristianos de habla griega (Ac 6,1-7).

La muerte de Esteban y la guerra del 66-70 provocó una fuga de Jerusalén de muchos creyentes. hubo una dispersión (Ac 8,2) y algunos fueron a parar en Antioquía. Allá predicaban a los paganos y bautizaban sin pasar previamente por el judaísmo. Ante esto algunos de Jerusalén fueron a Antioquía para exigir la circuncisión a los nuevos creyentes como condición para ser salvados. Pablo y Bernabé fueron a Jerusalén para resolver el conflicto y se acordó recomendar a los paganos convertidos la práctica de algunas prescripciones judías (Ac 15).

Se tardó bastante de tiempo a resolver el reconocimiento de los paganos convertidos por lo que respecta a la igualdad con los creyentes provenientes del judaísmo. La carta a los Efesios representa un paso adelante respecto a la argumentación del libro de los Hechos de los Apóstoles. En este libro parece que se llega a un acuerdo de convivencia mientras Efesios va más allá y apunta a los derechos fundamentales de los paganos, derechos equiparables en dignidad a los del Israel histórico que en nuestro texto están expresados por los términos herencia y promesa. Efesios no piensa en ningún acuerdo, argumenta que la unidad de judíos y paganos proviene de un proyecto de Dios que prevé la unidad de todo en Cristo.

Festividad de la Epifanía del Señor. 6 de Enero de 2024

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