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En el espacio de Memoria del Vaticano II hemos ido a buscar a una persona que nos hablara desde fuera de la Iglesia. El activista Miquel Sellarés recuerda la complicidad que se dio entre la Iglesia y el movimiento antifranquista en Cataluña durante aquellos años: "Empezamos a ver dos iglesias: una iglesia oficial 'bajo palio', con Franco; y una Iglesia que trabajaba en los barrios o en las asociaciones de vecinos".

En su testimonio Sellarés explica que su sensibilidad catalanista y política le llegó desde los entornos eclesiales como el del Escoltismo y concretamente a través del libro Justificació de Catalunya, editado clandestinamente por mòssen Joan Armengou. Luego vio cómo la Iglesia cedía los locales a los encuentros clandestinos como la Assemblea de Catalunya, "por complicidad de servicio al país ya la sociedad".

También habla de la sintonía con Juan XXIII: "Me dejaba pasmado que la gente del PSUC te hablara bien de un papa". Así, cree que "el Concilio fue un aliento en pleno franquismo" y que "eso creó que gente agnóstica como yo no tengamos nada en contra de la Iglesia, que ha hecho un gran trabajo en el país desde el punto de vista educativo y social".

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