¿Qué creo del Espíritu Santo? ¿Qué creo sobre el Espíritu Santo?
1. Que es una Persona.
Aunque no es una persona como yo lo soy. No sólo porque el Espíritu no tiene cuerpo, sino porque el Espíritu no tiene límites. Todo él es la luz de la verdad, todo él es vida y vitalidad, todo él es abrazo de amor. El Padre es el Amante (el que ama), el Hijo es el amado; el Espíritu Santo es el Amor. El Amor que impulsa el Uno a amar el Otro; el Amor que une el Uno con el Otro. El impulso suave que nos lleva a convivir a gusto, a estar con los demás y por los demás. Es el "medio divino" que nos hace amar.
2. "El mismo Espíritu es el perdón de los pecados".
A la edad madura, uno no se puede hacer muchas ilusiones sobre la consistencia y la coherencia de la propia vida: hay en ella formas de ser y de hacer propias que se desconocen y de las que, de repente, nos damos cuenta que molestan a los demás. Hay raíces y orientaciones profundas del propio actuar que son erróneas y llevan tensiones entre los que conviven, porque -en el fondo- son raíces y orientaciones egoístas, es decir que tratan de imponer el propio "ego" a los demás. Pues bien: "El mismo Espíritu es la remisión de todos los pecados". El Espíritu es el Viento que nos hace el corazón limpio porque él mismo es la remisión de todo "pecado": de nuestros actos conscientes y de nuestra manera de ser más escondida.
3. Somos Templos del Espíritu que nos mueve a glorificar a Dios y a amar y servir a los demás.
La primera parte-glorificar a Dios-la querría exponer de forma muy concreta: a la vez nos aclara más y más el sentido del Padrenuestro y vemos que es realmente la oración del cristiano. Incluso la petición: "no nos dejes caer en la tentación", a la luz de lo que he dicho en el apartado anterior, se me hace muy necesaria: es fácil, cuando parece que hemos mejorado un poco, volver a caer en las mismas faltas de genio o tratar mal a los demás ... El Espíritu de Dios en nosotros nos hace claro el sentido del Padrenuestro, nos advierte de lo que nos hace falta orar; nos da el corazón humilde.
La segunda parte -amar y servir a los demás- es también obra del Espíritu en nosotros. Sin este "medio divino" que nos lleva a amar y a servir amando primero a aquellos a quienes quieres servi, se nos iría borrando en la práctica lo que es darse a los demás y lo iríamos cambiando en forma inconsciente y progresiva de imponerse a los demás.
4. "Llenos del Espíritu Santo".
El pecado contra el Espíritu Santo es la convicción blasfema de que Cristo está privado del Espíritu de Dios y guiado por el diablo. En cambio, la docilidad al Espíritu tiene su raíz en el amor intenso a Jesucristo, un amor que lo sigue en las Bienaventuranzas: en todas, pero seguramente las raíces de todas sean el corazón limpio, la misericordia y la humildad, todo ello, la pobreza. Entonces, como lo afirma el conjunto del libro de Lucas sobre los Hechos de los Apóstoles, los diversos personajes del Evangelio, María, los Apóstoles, los discípulos, Esteban, Pablo, Bernabé ... se van llenando del Espíritu Santo. Se vuelven dóciles a la comunicación de Dios que-a pesar de ser Dios-está cerca de nosotros y habita en nosotros. Porque Dios es el fundamento, el fondo oculto de nuestro ser y de nuestro actuar.