PAU M. DURAN - CRLa llegada del verano supone una oportunidad extraordinaria para explorar el territorio y adentrarse en rutas desconocidas. Hacer camino puede acarrear una actividad física más que recomendable, pero también una magnífica opción para descubrir y cultivar la espiritualidad. Por este motivo, Catalunya Religió propone 7 caminos espirituales para realizar este verano.
Camino Ignaciano
El Camino Ignaciano es un itinerario que ofrece la oportunidad de vivir una experiencia de peregrinación, siguiendo el proceso espiritual que hizo San Ignacio de Loyola, cuando decidió ir a “contracorriente” y emprendió el camino hacia Jerusalén, siguiendo el Camino Ral, que le llevaría a Barcelona. Desde allí pensaba embarcarse para proseguir su peregrinación a Tierra Santa.
La iniciativa de emprender este camino proviene de un pequeño grupo de laicos y jesuitas que se propusieron recrear el recorrido que el caballero Ignacio de Loyola recorrió en 1522 desde la villa de Loyola hasta la ciudad de Manresa, por poder seguir y experimentar el proceso espiritual del fundador de la Compañía de Jesús.
El camino se inicia en la casa natal de Ignacio en Loyola (una torre-palacio de Azpeitia, en el País Vasco) hasta el santuario de la “Cueva de San Ignacio” en Manresa (cerca del Monasterio de Montserrat, en Cataluña). Después de su conversión espiritual a Loyola, Ignacio sintió el deseo ardiente de seguir a Jesucristo, como muchos otros ya habían hecho, y abandonó la vida que hasta entonces había llevado como hijo de una familia de nobles.
Camino Oliba
El Camino Oliba fue impulsado por la Asociación Rutas del Románico - constituida en 2002 con la voluntad de promover y dar a conocer los valores artísticos y culturales del románico de las comarcas del Ripollès, Moianès, Osona y Bages- para descubrir el arte románico a través de la figura del Obispo y Abad Oliba. De todas las tendencias arquitectónicas y artísticas que han existido hasta el día de hoy, la más extendida es sin duda el románico. Las comarcas del Bages, de Osona, y el Ripollès son la muestra más fidedigna de este vasto patrimonio. Cualquiera de los pueblos y ciudades que forman parte de nuestras comarcas tiene o ha tenido alguna iglesia o edificio construido con este estilo. El arte románico se presenta, pues, como un elemento integrador de la Cataluña Central, constituyendo el argumento idóneo para fomentar el reequilibrio territorial y para dar a conocer el paisaje, la gastronomía, la tradición del territorio.
La ruta se plantea a fin de que pueda ser accesible para la gran mayoría de visitantes. Por este motivo se puede recorrer con varios medios (a pie, en coche o en bicicleta BTT) y se propone una doble ruta. La ruta principal pasa por más núcleos de población y, por tanto, las etapas son más cortas y se encuentran más servicios. En parte de la ruta principal se propone una bifurcación con un tramo de ruta secundaria para gente más experta y que transcurre por un paisaje de gran belleza, pero con un grado de dificultad añadido.
En Banda de esta dualidad, el Camino Oliba se vertebra en cuatro etapas -siendo la cuarta la bifurcación de la ruta secundaria, que toma el GR-151.1 desde Tavertet hasta Sant Joan de les Abadesses-: la primera etapa coincide con el camino de Sant Jaume y se inicia en el Monasterio de Montserrat, o bien en Manresa, hasta la ciudad de Vic; la segunda etapa tiene su inicio en Vic y conduce hasta Sant Joan de les Abadesses, pasando por Ripoll; y, finalmente, la tercera etapa parte de Sant Joan de les Abadesses hasta las Balsas de Puig Sec.
Ruta del Cister
La Ruta del Cister propone descubrir la espiritualidad cisterciense a partir de seguir las líneas del triángulo geográfico trazado por la unión de los monasterios de Santa María de Poblet, Santa María de Vallbona de las Monjas y Santa María de Santes Creus. El enlace de los tres cenobios facilita que el visitante, además de dejarse llevar por la belleza de los espacios ideados por las premisas morales y estéticas de Sant Bernat de Claravall, puedan descubrir el territorio de las tres comarcas donde se ubican los monumentos -el Alt Camp, la Conca de Barberà y el Urgell- y las riquezas culturales, gastronómicas y naturales que ofrecen.
La iniciativa surgió en 1989 de la mano de los gobiernos de las tres comarcas con la clara voluntad de hacer valer el territorio e incentivar que fuera descubierto por parte de los visitantes. Actualmente, el sendero de gran recorrido GR-175 indica el trazo de la unión de los tres monasterios y dispone de rutas que se pueden realizar a pie o en bicicleta BTT. La ruta permite al visitante disfrutar de la naturaleza, amar el territorio y sumergirse en la profundidad espiritual del carisma de la orden Cisterciense.
Camino de los Monjes
El Camino de los Monjes es un camino de origen medieval que conecta los monasterios benedictinos de Sant Llorenç del Munt y Sant Cugat del Vallès. Según una antigua leyenda, el abad de Sant Llorenç del Munt pidió autorización al obispo de Barcelona para poder fundar una nueva comunidad monástica en un lugar más productivo y fértil que el que rodeaba su cenobio. El obispo accedió, pero imponiendo la condición de que para establecerse en el territorio que más les conviniera no podrían atravesar ningún río, torrente o arroyo. Este mandato del obispo explicaría, de forma legendaria, por qué el camino sigue la cresta que separa la Cuenca del Besòs de la del Llobregat, o la de sus afluentes (el río Ripoll y la riera de Rubí) sin atravesar ningún curso de agua .
El camino pasa por los términos municipales de las de Sant Cugat del Vallés, de Sant Quirze del Vallés, de Terrassa, y, finalmente, de Matadepera, uniendo todas estas poblaciones del Vallès Occidental. Su recorrido aproximado es de unos 27,5 kilómetros, y actualmente está señalizado por la Federación de entidades Excursionistas de Cataluña como sendero de pequeño recorrido PR-C 31.
Hasta ahí las cuatro propuestas de hoy. Mañana podrá consultar los tres caminos restantes.