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Angerri india
Fotografia: Mans Unides.
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PAU M. DURAN - CRLa ONG Manos Unidas trabaja desde hace más de 60 años en varios proyectos humanitarios vinculados a la Iglesia Católica tanto en Europa como en el Tercer Mundo. Recientemente, la organización ha organizado un viaje a la India, concretamente al Estado de Uttar Pradesh, para conocer de primera mano los distintos proyectos que la entidad impulsa en ese país. 

"la población está marcada por un sistema social injusto fundamentado en las castas"

Mireia Angerri Feu , presidenta de la delegación de Barcelona de Manos Unidas, pudo participar en este viaje. Angerri explica que la casuística de la India es muy singular, no sólo porque actualmente es uno de los países más poblados del mundo con más de 140.000.000 habitantes, sino porque además su territorio es verdaderamente extenso. Según nos explica la presidenta de la Delegación de Barcelona, ​​a este hecho debemos sumarle que “la población está marcada por un sistema social injusto fundamentado en las castas, que teóricamente se abolieron hace más de 50 años, pero que siguen persistiendo y están muy presentes en la vida social y económica”.

"El cristianismo es una religión que se mira con recelo por parte de los gobernantes actuales, que son hinduistas bastante extremistas"

Angerri también alerta de los problemas con los que se encuentran las diócesis cristianas para llevar a cabo sus tareas sociales dada la compleja situación religiosa en la India: “El cristianismo, en un país con más del 50% de población hinduista, un 40% de población musulmana, es una religión que se mira con recelo por parte de los gobernantes actuales, que son hinduistas bastante extremistas porque ven en la acción social de las diferentes diócesis cristianas una amenaza para una posible conversión religiosa, algo que no ocurre”. La desconfianza hacia los cristianos es tal que Mireia Angerri recuerda que “tuvimos que camuflarnos como turistas en algunas regiones porque como cooperantes de la Iglesia se nos veía como una amenaza”. 

En los más de 120 proyectos que tiene en estos momentos activos Manos Unidas en la India, explica Angerri -que durante el viaje pudo visitar una quincena-, la gran mayoría de los beneficiarios son hinduistas, algunos musulmanes y una escasa minoría son cristianos. "Lo que hacemos allí es pura acción social por los más vulnerables del país: los niños, las mujeres y los descastados", enfatiza la presidenta de la delegación teniendo bien presentes a los usuarios que ha podido conocer durante su estancia en la India.

“Pudimos visitar una escuela que llevamos muchos años apoyando desde la organización, donde los profesores -muchos de ellos no religiosos- nos explicaban que allí no sólo les enseñamos las asignaturas sino que, además, les enseñamos valores, y esto es lo más importante” relata Angerri añadiendo que “lo más duro es encontrar grandísimas desigualdades vinculadas a las castas, porque en la India hay poca gente rica y hay mucha gente muy pobre, pero hay una desigualdad muy fuerte, muy evidente, y que a mí me ha removido mucho por dentro, que es la de género: ser mujer o niña en la India es un hándicap”. 

 

"hay una desigualdad muy fuerte, muy evidente, y que a mí me ha removido mucho por dentro: ser mujer o niña en la India es un hándicap"

A pesar de esta cruda realidad, Mireia Angerri pudo ver los frutos de la labor de Manos Unidas: “Es muy esperanzador ver que cualquiera de nuestros proyectos que estamos llevando a cabo, siempre de la mano de un socio local muy profesional y con una calidad humana muy alta, permite que traten a estas personas con máxima dignidad y alegría. Añade que los beneficiarios son básicamente o niños pequeños, bien mujeres, chicas jóvenes, niñas. Reciben, explica, esta formación, esta educación "con mucha esperanza, porque es una herramienta transformadora, para poder, ellas mismas, trabajar para un futuro mejor”. Angerri añade cómo ella ha sido testigo de la bondad de todos y cada uno de ellos estos 15 proyectos que Manos Unidas está llevando a cabo en esta zona del norte de la India. 

"hay que pensar que no estamos ayudando a una persona sólo, sino que estamos ayudando a una comunidad de mujeres y niños"

Esta realidad, según Manos Unidas, debería interpelarnos a todos. Desde la organización insisten en que una aportación que desde la mirada catalana puede parecer pequeña, se multiplica por 10 a la hora de poder ser de ayuda desde la mirada india, tal y como enfatiza Mireia Angerri.

“Hay que pensar que no estamos ayudando a una persona sólo, sino que estamos ayudando a una comunidad de mujeres y niños". Los esfuerzos, reconoce, acaban dando unos resultados mucho mayores por la potencia de trabajar en comunidad. "Es tan grande el regreso que recibimos que yo animo a ayudarnos a cualquier persona que quiera”. 

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