Víctor Rodríguez -CR No todos los pueblos tienen un artista muralista empeñado en embellecer su parroquia con su arte. Pero sí es el caso de la parroquia de Santa María del Socorro de Hostalric, donde Joan Carles Osuna (Pineda de Mar, 1973) le dedica buena parte de su tiempo libre cuando termina su jornada en la brigada municipal local. Todo empezó, nunca mejor dicho, por amor al arte y por fe, y hoy los murales de estilo bizantino que decoran las capillas laterales de la iglesia se han convertido en un icono de este pueblo amurallado y una propuesta abierta a nuevas parroquias que quieran seguir su ejemplo.
Cómo empezó todo
Juan Carlos Osuna, discípulo del maestro iconográfico chileno Juan Echenique desde 2008, empezó a ayudarle a decorar las paredes de la parroquia de Ulldemolins, en el Priorat, en el 2017. "Si tú me ayudas y me das un una mano aceptaré el encargo", le dijo Echenique. Juan Carlos Osuna antes había pintado iconos y frontales de altar, pero nunca un mural de grandes dimensiones al temple como acabaría ocurriendo.
Aprovechando que desde hacía muchos años se había cambiado el baptisterio de sitio dentro de la parroquia de Hostalric, trasladando el fregadero bautismal a la capilla más cercana al presbiterio, Juan Carlos Osuna tuvo la idea de decorarla. De ahí salió la pintura mural dedicada al bautismo de Jesús. Con el primer mural hecho y la buena respuesta de la gente, Osuna previó un proyecto para pintar las otras tres capillas laterales y de acuerdo con Joan Triadó, párroco de la parroquia, acudieron al Obispado de Girona a presentar el proyecto de los murales parroquiales.
En 2023 empezaría a pintar la segunda capilla dedicada a la Anunciación a María y este pasado mes de mayo se bendijo e inauguró el tercer fresco, dedicado a la Presentación de Jesús en el Templo. Ahora sólo queda pintar la cuarta capilla, la dedicada a la Natividad de la Virgen, que ya está proyectada, pero por la que hay que encontrar los fondos necesarios para hacerla posible. Tal y como dice Osuna, "el mural de la Natividad será el último y el más espectacular". Una vez sea realidad, el proyecto de murales bizantinos de Hostalric estará terminado, completando un ciclo iconográfico ordenado desde la Anunciación hasta el Bautizo de Jesús.
Un proyecto cultural autofinanciado
Para hacer posible los murales, desde hace años la parroquia realiza una importante actividad cultural para recaudar los fondos necesarios para hacer frente a los costes de los murales. Él mismo es el coordinador, junto a un pequeño grupo de colaboradores, de ofrecer un ciclo de conciertos en la iglesia con taquilla inversa.
Gracias a la colaboración de muchos músicos, corales y conjuntos -que actúan en muchos casos gratuitamente- buena parte de lo que se recoge en la taquilla inversa se destina al proyecto de los murales. De esta forma los murales no afectan a la economía parroquial porque se financian a través de la oferta cultural junto con algunas donaciones de fieles que quieren contribuir a ello.
El arte del temple
El inicio de cada mural comienza con la conceptualización de lo que se quiere pintar y el arreglo de la pared para entonces proyectar sobre él lo que se quiere pintar, primero con un papel que permite grabar y traspasar a la pared las principales trazas de los personajes. Luego se retira el papel y se empieza a pintar con la pintura al temple.
"En cada mural existen pequeñas licencias artísticas como los angelitos de los capiteles, el campanario de la parroquia u otros detalles que hacen que cada mural esté directamente conectado con el templo parroquial", expone Osuna. Cada mural al temple le comporta unos cinco o seis meses de trabajo, que sobre todo hace por las tardes y fines de semana. Para encontrar los colores escogidos se debe pintar una serie de capas y capas de colores, una sobre la otra. "Por eso la gente no pinta al temple, por su laboriosidad, pero los resultados son magníficos, mucho mejores que la pintura acrílica", confiesa.
Cuando Juan Carlos Osuna termine el último mural tendrá más tiempo libre para dedicar a nuevos proyectos que surjan en otras parroquias y espacios que estén interesados en embellecer sus paredes con su estilo. Y es que como él dice, "la iconografía bizantina es el inicio de la iconografía cristiana, un arte visionario en el que todos estamos llamados a deificarnos".
En Hostalric, los murales de Juan Carlos Osuna han comportado un enriquecimiento por la parroquia y una actualización del mensaje cristiano a partir del regreso al arte más primitivo de la iconografía cristiana a la espera de completar el ciclo con el cuarto mural que verá la luz en cuanto se disponga de la financiación necesaria.