Comentario a la primera lectura del domingo 28 durante el año. B
Leemos en la primera lectura de este domingo un fragmento del libro de la Sabiduría (Sv 7,7-11). Este libro es una muestra de la influencia del helenismo en la cultura judía y en el conjunto de libros bíblicos tal como los tenemos ahora.
Qué quiere decir helenizar? Fundamentalmente dos cosas: en un primer nivel era imponer cierto tipo de cultura y de vida, pero en un nivel más profundo significaba uniformar la variedad de culturas orientales imponiendo una única cultura que tenía la categoría y prestigio de ser la cultura oficial.
Alejandro Magno consideró que para conseguir sus objetivos era necesaria una acción política consistente en la helenización y sus sucesores pusieron todo el esfuerzo en que esto fuera así. Se valió de la creación de grandes centros urbanos que llegaron a ser verdaderos y potentes focos de irradiación de la cultura helénica. Uno de estos focos fue la ciudad de Alejandría, lugar donde muy probablemente se escribió el libro de la Sabiduría.
La reacción ante la influencia helenista fue dispar y se movió entre la aceptación y el rechazo. La civilización helenista pretendía ser abierta, acogedora y hospitalaria por eso una minoría de entre los judíos ( clases dirigentes de elevada posición social y aristocracia sacerdotal) se dejó fascinar y aceptó la nueva cultura. Por otra parte, la fe ortodoxa liderada por los Macabeos adoptó una actitud adversa y militante contra las nuevas costumbres introducidas por una cultura que les resultaba extraña y veían impuesta.
Alejandría, tal como hemos dicho, fue un foco de irradiación del helenismo. Fue una gran ciudad de un gran nivel cultural (recordamos su famosa biblioteca) donde entraron en confrontación la teología judía y la filosofía griega. Los judíos que vivían allá intentaron establecer un contacto con la cultura pagana. No podían cerrar el ojos al atractivo que ejercía la cultura helenista. Poco a poco se dieron cuenta que Dios puede darse a conocer y actuar más allá de los límites geográficos y religiosos de Israel.
El autor del libro de la Sabiduría se propuso fortalecer la fe de los judíos alejandrinos y mantener la confianza en el insuperable valor de sus tradiciones sagradas y a la vez hacer partícipes a los paganos del conocimiento de Dios verdadero.
Para los judíos de Alejandría y de la diáspora en general no era fácil mantener la fe y las tradiciones de Israel. Había deserciones, desprecio, burlas e incluso persecuciones. La influencia ejercida por el helenismo cada vez era más grande. Atraídos por una cultura nueva, diferente y brillante se produjeron, como hemos dicho, todo tipo de reacciones: las favorables y las desfavorables como muy bien explica el segundo libro de los Macabeos: “El helenismo y las costumbres extranjeras penetraron con mucha fuerza por la acción de Jasón, ... Se llegó al extremo que los sacerdotes se desentendían del servicio del altar: con desprecio del santuario, se despreocupaban de los sacrificios y, luego que sentían la señal, corrían a la palestra para participar en los diversos ejercicios deportivos, contrarios a la Ley de Moisés. Tenían por nada las prácticas honorables de su patria y consideraban muy mejores los honores griegos” (4,13-15).
El autor de Sabiduría quiso no tan solo mantener la fe de los judíos sino buscar una camino de acercamiento en el nuevo ambiente cultural mirando de establecer un diálogo con el mundo pagano. Fue una actitud osada que quería no tan solo ofrecer a los helenistas el conocimiento de Dios de los judíos sino hacerles ver la superioridad de la Sabiduría israelita respeto la griega. Por eso es ilustrativo el texto que leemos hoy. Haciendo referencia a la plegaria de Salomón en el santuario de Gabaón (1 Re 3,4-15) estos versículos enaltecen la Sabiduría que presentan como un gran tesoro y que está por encima de los tesoros que los griegos puedan considerar como más preciados.
Domingo 28 durante el año. 13 de Octubre de 2024.