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Comentario a la primera lectura del domingo 14 durante el año. B

Los capítulos 1-3 del libro de Ezequiel narran el llamamiento a Ezequiel para que lleve la palabra del Señor a los exiliados de Judea, el pueblo judío que vive en Babilonia. El libro de Ezequiel se refiere a estos judíos como el pueblo de Israel en su totalidad. En el primer capítulo Ezequiel reconoce que ha visto la gloria del Señor. Dice: "Cuando lo vi, caí cara al suelo y sentí una voz de uno que hablaba" (1,28). En el segundo capítulo explica el llamamiento al profeta advirtiéndole que se le envía a un pueblo rebelde. La primera lectura que leemos este domingo recoge los versículos donde el Señor hace el llamamiento a Ezequiel (Ez 2,1-5). En el tercer capítulo se explica que el profeta tiene que comerse un libro que contiene la palabra que él ha de predicar y se anuncian las dificultades que tendrá el profeta.

La descripción en el capítulo primero de la gloria del Señor no pretende ofrecer, sin más ni más, un espectáculo impresionante o ser el motivo de una experiencia personal. La manifestación de la gloria del Señor destinada al profeta tiene como objetivo que el profeta sienta y escuche la voz de Dios que habla y comunica el mensaje que tendrá que transmitir a los exiliados de Babilonia. La gran visión del capítulo primero es la introducción o la apertura de lo que será propiamente el llamamiento del profeta. La teofanía está encaminada a la palabra que a partir de ahora se escuchará por boca del profeta. La palabra que tiene su origen en la gloria de Dios no es una palabra cualquiera, tiene todas las garantías de veracidad y autenticidad y sobre todo – y esto es muy propio de la teología de Ezequiel- es una palabra que se cumplirá en aquello que vaticine.

“El Espíritu entró dentro de mi  y me hizo levantar” La palabra “ruah” puede significar espíritu, viento o aliento. A pesar de que este versículo no especifica qué significado se pretende aquí, este es el espíritu de Dios dado a Ezequiel para que pueda llevar a cabo el encargo que Dios le encomienda . Esto recuerda otros momentos en los que Dios otorga su Espíritu cuando encarga una misión a uno o unos personajes escogidos. Lo vemos cuando el Espíritu de Dios descansó sobre los setenta ancianos que profetizaron (Números 11:25). Cuando Samuel ungió Saúl como rey (1 Su 10,6). En la unción de David: “Aquel día el Espíritu del Señor se apoderó de David” (1 Su 16,13). El Siervo del Señor recibe el Espíritu para llevar la justicia a las naciones ( Is 42,1) y la misión profética encomendada al profeta del tercer Isaías recibe el aval del Espíritu (Is 61,1).

El Espíritu hará que el profeta se levante, es decir, que pase de la inoperatividad a la actividad creativa. De pie querrá decir que el profeta tiene que estar dispuesto a todo.

Dios se dirige a Ezequiel con la expresión “ben adam” que habitualmente se traduce por “Hijo de hombre”. Hombre se refiere a aquello que es terrenal, que está opuesto al ámbito divino o celestial. Cuando se habla de la expresión “Hijo de hombre” en el Antiguo Testamento enseguida se piensa en la figura que aparece en el libro de Daniel (Dn 7,13-14), grandiosa y suntuosa como la presentará la apocalíptica judía. No es así en el libro de Ezequiel donde la expresión “Hijo de hombre” aparece 90 veces. Dios no se dirige a Ezequiel diciendo su nombre como lo hace con Moisés (Ex 3,4), Samuel ( 1Sa 3,4), Elías (1 Re 19,9), Jeremías ( Jr 1,11) o Amós (Am 7,8). Cuando Dios se dirige al profeta diciéndole “Hijo de hombre” quiere recordarle que es humano, de la especie humana. En contraposición a la grandeza de la gloria del Señor que el profeta ha contemplado, él es muy poca cosa, es frágil e impotente pero su pequeñez será transformada por la presencia del Espíritu en una fuerza y un coraje que lo hará capaz de llevar a cabo su misión.

Los exiliados creían que Jerusalén no caería nunca en manos de los enemigos. Ezequiel les anunció la catástrofe de la destrucción de la ciudad. Cuando esto pase reconocerán que en medio de ellos ha habido un profeta prueba que Dios, a pesar de todas las desgracias, no los ha dejado en la estacada.

Domingo 14 durante el año 7 de Julio de 2024

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