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Comentario a la primera lectura del domingo 13 durante el año. B

En los primeros capítulos del libro del libro de la Sabiduría (1-5) aparece una fuerte preocupación por la situación en que se encuentran los justos y los impíos. Esto se puede explicar porque el autor de este libro escrito en el siglo I a.C. se dirige a los judíos que vivían en la diáspora sobre todo en Alejandría. Algunos de ellos al entrar en contacto con las influencias del helenismo y la nueva cultura griega se reían de la fe de los judíos que se mantenían fieles a las tradiciones y a la religión judía; el libro los denomina impíos. Los israelitas fieles eran despreciados por los impíos hasta llegar en su punto de ser perseguidos.

De la lectura de los capítulos 1-5 se puede deducir la situación de los justos y de los impíos tal como la entiende el autor del libro de la Sabiduría. Los justos están destinados a la inmortalidad. El autor de Sab habla de inmortalidad y no de resurrección debido a la influencia del helenismo. El término resurrección corresponde a un concepto propio de la teología judía y resulta incomprensible para el helenismo (Ac 17,32). Contrariamente los impíos son unos apóstatas que se han dejado seducir por la influencia del helenismo y han abandonado las creencias y las prácticas del judaísmo. Pensando que más allá de la muerte no hay nada más, se han librado a una vida de placer y desmadre intentando disfrutar al máximo del momento presente. Consecuencia de su comportamiento lo que les espera es la muerte. La contraposición entre justos e impíos le servirá al autor para exponer su doctrina sobre la inmortalidad.

En el texto de la primera lectura que leemos hoy (Sab 1,13-15; 2,23-25) el autor hace una reflexión sobre la realidad de la muerte y lo hace teniendo presente el relato de Génesis (Gn 1-3) sobre la creación y la caída del hombre y la mujer en el paraíso. Allí descubre el germen de la novedad de su enseñanza

El Antiguo Testamento era en tiempo del autor del libro de la Sabiduría la parte más importante del legado religioso y literario de la tradición en la que vivía el pueblo judío. El autor se vale de él para la exposición de sus enseñanzas y confirma aquello de lo que está convencido con lo que dicen los libros de la Ley y los profetas.

En nuestro texto encontramos dos afirmaciones importantes: El proyecto creador de Dios es un proyecto de vida donde no tiene cabida la muerte. Así, tanto al crear los animales (Gn 1,22), como al crear el hombre y la mujer (28), Dios les dice: “sed fecundos y multiplicaos”. Da la bendición (28) al hombre y la mujer, que hay que entender como una impronta de vida.

La muerte – y esta es la segunda afirmación – ha entrado en todo caso como un elemento externo al proyecto creador de Dios que no ha creado la muerte. El pensamiento del autor de Sab lo encontramos en la apocalíptica: el libro de Baruc dice: “Adam fue lo primero a pecar y llevó la muerte sobre los que todavía no existían” (2 Bar 54,15). Más adelante Pablo hace suyo también este pensamiento cuando en la carta a los romanos dice: “Por obra de un solo hombre entró el pecado en el mundo, y con el pecado entró también la muerte; y así la muerte se ha extendido a todos los hombres, puesto que todos han pecado” (Rm 5,12).

El justo morirá como el resto de los humanos pero su vida de comunión con Dios tendrá continuidad en la otra vida. Al justo le espera la inmortalidad. El autor fundamenta la inmortalidad en el hecho que el ser humano es creado a imagen de Dios. La imagen de Dios no deformada por el pecado permanece presente en el ser humano y es la garantía de la inmortalidad y otorga la victoria sobre la muerte física.

El pecado ha hecho que la muerte entrara en la historia humana. En cuanto a la muerte física, lo que habría sido un tránsito natural sin ser angustiante el pecado lo ha convertido en una realidad rodeada de incertidumbre, sufrimiento, desasosiego y temor. En cuanto a la muerte espiritual, las consecuencias son todavía más desastrosas. El pecado ha hecho que esta sea la muerte auténtica y esta consiste en la privación total de la comunión con Dios y la privación de su beneficio de vida. Estimando la justicia – como dice el comienzo del libro – se puede evitar la muerte auténtica y conseguir la inmortalidad.

Domingo 13 durante el año. 30 de Junio de 2024

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