Comentario al evangelio del domingo 19 durante el año. B
En el evangelio de este domingo leemos un fragmento del pasaje del evangelio de Juan generalmente conocido como “El discurso del pan de vida”. Todo el discurso está recogido entre los versículos 22- 59 del capítulo 6.º; los que se leen este domingo los versículos 41 – 52.
El texto que nos ocupa empieza diciendo que los judíos se pusieron a murmurar contra Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan que ha bajado del cielo», El verbo “murmuraban (egonguzon)” es la misma palabra que se utiliza en la versión de los Setenta (Antiguo Testamento Griego) por hablar de los israelitas que protestaron sobre el aparente fallo de Dios en no proveer de alimento para ellos en el desierto (Èx 15:24; 16:2, 7-17; Nm 11: 1). Teniendo en cuenta la mención del manná en este pasaje (v. 31), el paralelo entre los que protestaron del manná y los que protestan del pan de vida no puede ser una pura casualidad. Los críticos de Jesús manifiestan la misma carencia de fe que los críticos de Moisés (y de Dios) hace tantos siglos.
El problema para los judíos no deja de ser importante: se trata de los orígenes de Jesús. Si Jesús es el pan bajado del cielo, si Jesús es el hijo del Hombre que un día vendrá sobre las nubes del cielo, como es posible que tenga una familia conocida en Nazaret? Fijémonos en el paralelismo con los evangelios sinópticos: Mc 6,3 “¿No es el carpintero, el hijo de Maria, el hermano de Jaime, de José, de Judas y de Simón? Y sus hermanas, ¿no viven aquí entre nosotros?”, Mt 13,55 “¿No es el hijo del carpintero? Su madre, ¿no es aquella que se llama María? Sus hermanos, ¿no se llaman Jaime, José, Simón y Judas?”, Lc 4,22 “Y decían: ¿No es el hijo de José, este?”. Jesús está en Galilea en la ciudad de Cafarnaüm, su hogar de adulto. La gente que le conoce no puede dejar de extrañarse cuando dice que él es el pan de vida que ha bajado del cielo. Conocen a su padre, a su madre y a sus hermanos, como puede decir cosas como estas?.
La objeción de los judíos se mueve al nivel puramente humano y Jesús no responde nunca al nivel humano sino que lo hace a nivel teológico. Este procedimiento lo encontramos también en la primera parte del discurso leída el pasado domingo (6,24-35).
Las palabras recogidas en los versículos 44-46 son la respuesta a la pregunta de los judíos sobre el origen de Jesús. Ha sido enviado por Dios (v.44) y viene de Dios (v.46) por eso afirma que ha bajado del cielo. Si los judíos deciden cejar en sus murmuraciones con las que exteriorizan su negativa a creer y se dejan guiar por Dios este los atraerá hacia Jesús. Las fuentes rabínicas utilizan la expresión “atraer” para describir los más altos niveles del comportamiento humano. Atraer hacia la Torá, la Ley significa comportarse según lo que Dios quiere: amar los otros (Pirque Aboth 1,12). Para Juan, en cambio, la atracción no es hacia la Torá, sino hacia Jesús.
Al decir que Jesús no puede ser conocido sin la acción proveniente de Dios, Jesús hace saber que es de condición divina, Dios que está en el origen y en el término de su misión está también en el origen de la acogida que los creyentes prestarán a Jesús.
El texto de Juan introduce una cita del profeta Isaías (54,13) para hacer ver cuál es el sentido de esta atracción del Padre hacia Jesús. No es una atracción que vaya en contra de la libertad humana. “Yo instruiré todos tus hijos” dice el texto de Isaías. Por lo tanto atraer equivale a una instrucción, una enseñanza encaminados a descubrir quién es realmente Jesús. El creyente tendrá que escuchar el Padre y aprender y es necesario que la escucha al Padre vaya acompañada de una actitud de obediencia. Complemento de las palabras del profeta Isaías es el texto de Jeremías que dice: “Te amo con un amor eterno; por eso te atraigo y te soy fiel”. En ellas la atracción es un acto que muestra el amor entrañable de Dios.
Domingo 19 durante el año. 11 de Agosto de 2024