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Catalunya Religió
Capella de Blanquerna
Foto: Juan Ramon La Parra

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RAMON BASSAS - CR “Si, en medio del silencio, oyes ruido como de carros del Marcadona, tranquilo: son los skaters que tenemos justo detrás de la pared de la capilla, que tienen su lugar predilecto para darle unos saltos espectaculares”, me avisa Juan Ramón La Parra Martínez, teólogo, químico, vicario en la parroquia san José Oriol —”pronto me trasladan a Santa María del Mar”, me informa—, profesor de teología en el Ateneo Universitario Sant Pacià y consiliario en Blanquerna (de la Universidad Ramon Llull). La capilla de la que nos habla es, pues, la que hay en la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales, en el Raval, y hoy nos acercamos para hablar en el ciclo “En capella”. "En las otras facultades también tenemos". Mosén La Parra no está solo en su labor pastoral. Hay un servicio específico en Blanquerna, que tiene cinco personas. "Éramos seis, pero se acaba de jubilar Andreu Ibarz, que era el responsable".

Buscando fotografías para ilustrar este artículo, nos topamos con un alumno de la Facultad, Eloi Ribas Jaraba. Nos explica que hizo un reportaje fotográfico a Juan Ramón La Parra realizado en la capilla. “Debíamos hacer un retrato a una persona en la que pudiera reflejarse su esencia cotidiana, para la asignatura de dirección de fotografía. Lo escogí a él para ser alguien cercano y vi que tenía un determinado potencial estético a causa del aura bondadosa que le rodea”, me cuenta. Algunas de estas fotos las adjuntamos, son en blanco y negro. Dejo a Eloi y vuelvo a hablar con el padre Juan Ramón.

—¿Cuál es la actividad regular de la capilla?

—Básicamente, celebramos la eucaristía cada miércoles lectivo. En algunos momentos del año, el tiempo litúrgico nos impone intensificar las celebraciones. Esto hace que el día que más se llena sea el Miércoles de Ceniza.

—Y el resto del año, ¿cómo va?

—Hay un grupo, un pequeño núcleo de personas, que es asiduo. Después, como las celebraciones están abiertas, a veces se incorpora a alguien más. Pero es una actividad generalmente minoritaria, siendo un centro católico. Formamos una pequeña familia.

—Pero durante el resto del tiempo está abierta, ¿no?

—Sí, sí. Puedes ir cuando quieras, la capilla está permanentemente abierta. Como tenemos el Santísimo, esto hace que no sea un espacio cualquiera. También celebramos el sacramento de la reconciliación. Cuando privadamente hay quien pide confesión. Al tener el despacho de pastoral al lado podemos utilizar tanto la capilla como el despacho. Y también por las personas que nos piden acompañamiento.

—Parece muy moderna

—Sí, ha sido recientemente reformada y creo que es muy adecuada. El arquitecto fue Josep M. Vilanova. Hay una cruz de metal. El forjador de Besalú que la hizo es Joel Amat Casulleras. Y en el altar se reproduce un fragmento del frontal románico de Avià. Y también he puesto un pequeño icono del Cister de Valldonzella que me gusta mucho. Por último, la capilla y el despacho tienen una puerta acristalada, lo que permite tanto la sensación de apertura como la de preservar cierta intimidad.

—De hecho, no es raro encontrar una capilla en una universidad católica

—No, claro. Aunque Blanquerna y todo el conjunto de la Universidad Ramon Llull son de inspiración cristiana, están abiertas a todo el mundo. Muchas personas que estudian y trabajan en ella son cristianas. Quizás no sean tantas las que habitualmente recen, claro. Ahora, con la capilla se pone de manifiesto la identidad de la Facultad. Pero, sobre todo, ofrecemos la oportunidad de que todo el mundo pueda orar o hacer un rato de silencio (yo nunca pregunto si hacen una cosa o la otra). Y también celebrar eucaristía o alguno de los demás sacramentos, en su caso. O, sencillamente charlar con alguien que les escuche.

—Lo que será más difícil es encontrarlo en las otras universidades.

—No lo conozco demasiado, pero sé que había una en la facultad de Economía y Empresa, en la UB. Hay también en los hospitales universitarios, como el Clínic. Pero en las universidades católicas tienes en el IQS, en la UIC o en el Abat Oliba, que tienen una capilla muy bonita a lo que era la antigua iglesia del convento de las oblatas, que ahora es sala de actos. Y en otros lugares tienes una espectacular en la Balmesiana.

¡Ah! Pero ninguna de ellas tendrá tan cerca la épica de los skaters.

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