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Catalunya Religió
ordenació episcopal fra Octavi Vilà
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Glòria Barrete -CR Si en algún lugar fray Octavi Vilà, nuevo obispo de Girona, se jugaba mucho, era en la Catedral de Girona este domingo por la tarde durante sus palabras finales durante la ordenación episcopal. Hace semanas que los medios de comunicación hemos ido publicando entrevistas con el nuevo obispo sobre su talante, el futuro de la diócesis y algunos temas convulsos. Y hoy con su discurso ha demostrado que la comunicación es esencial para enviar el mensaje. “Quisiera dirigirme también a quienes se han alejado de la práctica religiosa o de la fe; también a quienes no creen”. En resumen. Fray Octavio sabía que en el acto había gente de todo tipo, convencidos, desorientados y descreídos. Y no les ha rehuido.

“QUISIERA DIRIGIRME HOY TAMBIÉN A QUIENES NO CREEN, A QUIENES NO VEAN EN LA IGLESIA LA MENSAJERA DEL AMOR DE CRISTO”

“Quisiera dirigirme hoy también a quienes se han alejado de la práctica religiosa o de la fe, empujados por una mala experiencia, por un mal ejemplo, por un desencanto, por las mismas inquietudes de la vida, que día tras día nos plantea interrogantes y dudas que acaban por afectarnos radicalmente”, ha expresado al final de la ordenación episcopal.

Démonos cuenta, les ha pedido fray Octavio, “que vale la pena creer en Cristo, que vale la pena vivir el Evangelio, que vale la pena vivir el mandamiento del amor”. La Iglesia, ha afirmado el nuevo obispo, "imperfecta como es por la acción de las personas que la componemos, siempre le espera con los brazos abiertos, siempre listo para abrazaros", ha reafirmado.

También se ha dirigido a quienes no creen. “Quisiera dirigirme hoy también a quienes no creen, a quienes no vean en la Iglesia la mensajera del amor de Cristo”. Esto, para quienes creemos, ha expresado, "debe ser, ante todo, un motivo de profunda reflexión sobre cómo vivimos nosotros la fe como creyentes, y después nos debe espolear al diálogo".

Fray Octavi ha querido alargar la mano, en primer lugar, "en las instituciones de nuestro país, de nuestras comarcas y de nuestra ciudad, una mano tendida en bien de garantizar la dignidad humana en toda circunstancia", ha detallado. Una dignidad, ha afirmado, en la que todos reconocemos “el derecho a la vida –ya una vida digna–; el derecho a tener suficientes recursos para vivirla; el derecho a una vivienda, a un trabajo, a una libertad política y de expresión ya una convivencia pacífica”.

FRAY OCTAVI TAMBIÉN HA QUERIDO REMARCAR CÓMO SER CRISTIANO, "PESE A NO SER FÁCIL", "ES NO PERDER NUNCA LA ESPERANZA"

Su discurso final también tuvo espacio para expresar su figura como obispo, la misma incardinación en Girona y el papel fundamental de los laicos. El lema que ha escogido, praesis ut prodes quiere decir, "que si estoy al frente vuestro es simplemente para servirle, para ser de provecho", ha explicado. El episcopado, asegura fray Octavio, “no tiene otro sentido que el servicio a Cristo, a la Iglesia, a quienes formamos la diócesis y, en definitiva, a todos nuestros conciudadanos”. Unas palabras, reconoce, que no quieren ser sólo "una declaración programática ni un ensayo teológico sobre el ministerio episcopal", sino "un hecho".

Fray Octavi también ha querido remarcar cómo ser cristiano, "pese a no ser fácil", "es no perder nunca la esperanza". Si somos cristianos, asegura, “no tenemos derecho a perderla porque seguimos a Cristo, que es esperanza para nosotros los creyentes, y es quien debemos proclamar como esperanza para todo el mundo”. El nuevo obispo de Girona sabe que hay dificultades para vivir con coherencia la fe, "porque no es un mundo fácil, sino una constante lucha por vivir una vida de generosidad, de amor y de esperanza".

Pero una vida que trata de seguir a mucha gente desde muchos ámbitos, "y que nosotros seguimos desde nuestra fe en Jesucristo, que es el eje de nuestra existencia", ha recordado. La Iglesia, ha expresado, “es –debe ser– la gran casa de todos: todo el mundo es bienvenido a decir su pese a pesar de las diferencias de edad, de formación, de puntos de vista, de responsabilidades y funciones, de 'implicación o adhesión”.

Aún estamos a tiempo, piensa fray Octavio, “de volver a la esencia del cristianismo y de mejorar la relación de la Iglesia con una sociedad –la nuestra– que amamos”. Somos un todo dentro de una Iglesia particular, "la gerundense", ha afirmado, "en la que el servicio del obispo pide una solicitud extrema, ingenio y traza, y todo ello centrado en el amor a los hermanos".

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