Pasar al contenido principal
Por Josep Gallifa .

Blanquerna celebra cada año la festividad de Santo Tomás, patrón de la Universidad. En lugar de celebrarlo haciendo fiesta, es decir no trabajando, cada año mantenemos un encuentro de todo el profesorado y PAS para tratar temas de reflexión universitaria. El Dr.. Salvador Pié presidió la jornada y destacaba, en su intervención inicial, el valor de este símbolo que cada año es para toda la comunidad de Blanquerna la celebración de Santo Tomás. Otra intervención importante, en clave interna, es la del Director General. Este año el Dr. Andreu Ibarz señaló algunos de los retos que tenemos para ir siendo "una universidad de referencia en su capacidad humanizadora". La jornada contó también con la presencia e intervención del Dr. Josep M. Garrell que expuso el proyecto Aristos Campus Mundus en el que participa la Universidad Ramon Llull (queda pendiente para tratar el tema en otra ocasión).

Compartiremos en esta entrada la intervención del Dr. Miquel Martínez titulada "La universidad como espacio de aprendizaje ético". El Dr. Miquel Martínez es Catedrático de Pedagogía de la Universidad de Barcelona y fue introducido en la jornada por la profesora de Blanquerna Mar Esteve. El Dr. Martínez fue durante unos años delegado de la Universidad de Barcelona en Blanquerna, en el período de fundación de la Universidad Ramon Llull. Algunos guardamos un muy buen recuerdo de aquellos años. Se da la circunstancia además que el Dr. Miquel Martínez fue mi director de tesis doctoral (que defendí hace 22 años, como pasa el tiempo !...).

El interés de la intervención del Dr. Miquel Martínez está sobre todo en que se propuso hablar, no sólo a nivel de declaraciones y principios, sino de procedimientos, del "cómo", es decir del aprendizaje ético en la Universidad a partir de lo que estamos haciendo realmente en la práctica . Además dijo que sobre este tema tan importante de formar profesionales social y éticamente responsables no se habla tanto como se deberia hablar.

En primer lugar propuso la idea de una universidad más formativa, más implicada con su entorno, que mantenga la apertura-sin límites dijo-en la busqueda del conocimiento, y que tenga un sentido de comunidad y pertenencia, todos ellos-expuso- son rasgos de la universidad a lo largo de la historia. Lo nuevo sin embargo fue que el Dr. Martínez identificó seis espacios de aprendizaje y convivencia éticos concretos, que resumimos a continuación:

- Apostar por un modelo formativo denso en contenidos, que sean seleccionados por su valor formativo y que puedan ser una base para el debate en el que haya también la discusión ética. Mantuvo una postura un poco crítica sobre cómo algunos están interpretando Bologna con este énfasis en el aprendizaje de competencias y cierto abandono de los contenidos. "Bologna no dice lo que algunos dicen que dice"-dijo-.

- Profundizar en la relación-vínculo peculiar profesor-estudiante universitarios. No es cierto que los estudiantes ya lleguen totalmente formados a la Universidad. El período 18-25 es un tiempo de la vida en que los estudiantes toman muchas decisiones Los profesores son un modelo para el estudiante, como mínimo de cómo se actúa profesionalmente.

- Ya que aprendemos aquello en lo que estamos implicados, es importante la manera de aprenderlo y por tanto tener en cuenta cómo se produce la organización social del aprendizaje de los estudiantes.

- También hay que valorar la evaluación, ya que las situaciones de evaluación indican, desde la perspectiva del estudiante, si se respetan o no los derechos y las reglas de juego y son un modelo concreto del valor de la justicia.

- La cultura participativa es otro recurso, no sólo la participación en órganos de gobierno, sino participación entendida como el poder intervenir en los procesos de aprendizaje y también en otros niveles de participación auténtica con posibilidad de poder incidir en las dinámicas de la Universidad.

- Implicación en el espacio-territorio de la profesión con la combinación del aprendizaje con la mejora de la realidad concreta a través de la perspectiva denominada como Aprendizaje-Servicio, que permite aprender prestando servicios a la comunidad. Cuando estos procesos están bien diseñados, -dijo el Dr.Martínez- pueden cambiar la percepción de la profesión por parte de los estudiantes y acercarla más a la dimensión del servicio.

El Dr. Martínez propuso sin embargo no evaluar estas dimensiones, entendidas como un proceso de abajo a arriba y protagonizadas por estudiantes que son personas activas que, además de profesionales, son partícipes de la ciudadanía y los valores democráticos. Los valores en los que se centró la propuesta del Dr. Martínez son los de responsabilidad, autonomía y diálogo. También el valor del reconocimiento de la diversidad de la sociedad y de construir a partir de este reconocimiento-dijo-algo común.

Este último valor, y ahora la interpretación es mía, es realmente un avance en el contexto de la universidad española, bastante desentendida en general respecto del pluralismo. Bienvenida sea pues esta universidad más ética en estas maneras de hacer, aunque sea en esta forma de una ética cívica, en la línea de Adela Cortina, que el mismo Dr.. Martínez calificaba como ética de mínimos, y que tan coherente y ponderadamente nos expuso. Sin embargo este es un primer paso, que acompañado de acciones concretas, abre el espacio a la necesaria reflexión sobre la importancia de la voluntad y también de la conciencia humanas, que junto a los conocimientos científicos y profesionales, deben caracterizar un buen profesional y una persona bien formada.

Grupos

Us ha agradat poder llegir aquest article? Si voleu que en fem més, podeu fer una petita aportació a través de Bizum al número

Donatiu Bizum

o veure altres maneres d'ajudar Catalunya Religió i poder desgravar el donatiu.