Fallece Manuel Ribas Piera, laico fiel al Vaticano II

(Fèlix Martí) Manuel Ribas Piera (desde 1925 hasta 2013) que será recordado también como un gran profesional de la arquitectura , se convirtió en un referente de las corrientes de cristianos abiertos y progresistas de Cataluña. A la hora de su muerte es oportuno recordar esta dimensión fundamental de su vida.

En primer lugar hay que agradecer que su cristianismo lo practicase de forma serena y desacomplejada. Vivió en un mundo cultural donde la orientación dominante de los intelectuales era el agnosticismo religioso y donde fácilmente se acusaba a los cristianos de creencias incompatibles con la ilustración y la modernidad. La excelencia profesional de Ribas desmentía inmediatamente unas acusaciones demasiado determinadas por las ideologías de moda.

Participó muy activamente en las entidades catalanas más representativas del cristianismo, dialogando con la cultura, como el Centro de Estudios Francesc Eiximenis, reconocido internacionalmente como rama catalana de Pax Romana,la red universal de intelectuales y profesionales católicos, impulsada, entre otros, por Ramon Sugranyes de Franch. En este ámbito se hizo amigos con los que podían compartir su interpretación de la fe y de la vida cristianas.

La celebración del Concilio Vaticano II supuso la adopción, por parte de la iglesia institucional, de posiciones de pluralismo y modernidad teològicas y de compromiso de servicio a la sociedad, que coincidían con las orientaciones de Manuel Ribas. Para él y para los grupos que fueron fieles al concilio, las regresiones impuestas por la autoridad romana durante las décadas siguientes fueron dolorosas pero no modificaron ni sus análisis ni su militancia coherente con las decisiones conciliares.

El itinerario religioso de Ribas es un paradigma de libertad espiritual y de autonomía como laico. En Cataluña y en muchos otros países, la represión eclesiástica ha afectado principalmente a las instituciones pero no ha cambiado ni la conciencia ni las esperanzas de una buena parte del laicado.

Manuel Ribas ha encarnado un modelo de vida cristiana laica que pone el acento en la responsabilidad profesional y cívica de las personas, la lucha por los derechos humanos individuales y colectivos y que opta por una espiritualidad alejada de las aspiraciones al poder político, a las exaltaciones psíquicas, a la cruzada religiosa y a cualquier forma de pretensión de superioridad en relación a los demás. En este sentido Ribas fue reconocido como un referente de vida cristiana sólida, fraternal, discreta y atractiva, para la gente normal y libre en un contexto de pluralismo y plena libertad religiosa.