Pocas congregaciones disponen de un espacio como la Casa Santa Elena, situada en la aldea de Solius, en el Empordà, ofreciendo a todo el mundo los servicios de un hotel empapado de espiritualidad. Y es que este establecimiento, cargado de historia, es fruto de la transformación de una antigua casa de ejercicios del Instituto de Religiosas de San José de Gerona (IRSJG) para convertirla en un hotel referencial plenamente integrado en el entorno y destinado a un turismo ético y sostenible. El Instituto, fundado en 1870 por la venerable Maria Gay Tensáis con la misión principal de ejercer caridad con los enfermos, actualmente cuenta con 46 comunidades en 12 países y cerca de 325 religiosas.
Los orígenes
Corría en 1957 cuando la entonces superiora general del Instituto, Elena Campmol, decidió comprar una finca -entonces abandonada- que sirviera como lugar de descanso y espiritualidad para que pudieran encontrarse y reencontrarse todas las hermanas distribuidas en las distintas comunidades. Así nació la Casa Santa Elena en el antiguo Mas Vicens de Solius, en el término de Santa Cristina de Aro. Curiosamente, diez años más tarde, a Solius también llegarían los cistercienses y se instalarían muy cerca.
El paso de los años y las necesidades cambiantes de la sociedad hicieron ver en el IRSJG la opción y necesidad de cambiar los usos de la casa. De este modo, en 2004 se sometió a un proceso de renovación total para ofrecer un servicio hotelero, siguiendo pero el legado de Maria Gay "de aliviar el dolor y sembrar la paz". Se derribaron los edificios anexos al Mas y se diseñaron y construyeron las nuevas dependencias en un edificio situado a pocos metros.
El Mas Vicenç rehabilitado y recuperando su aspecto original seguiría acogiendo la comunidad de hermanas, la iglesia principal y un pequeño museo de la Congregación, mientras que todos los servicios de hostería, cocina y recepción quedarían en el nuevo edificio, más amplio y plenamente adaptado a las necesidades que la confortabilidad de hoy en día requiere. El 2016 se profesionalizó la estructura organizativa con un equipo humano que trabaja para ofrecer el mejor servicio a quien busca desconexión, ocio, descanso, meditación u organizar jornadas de formación o ejercicios espirituales, entre otros.
Los servicios de la Casa
Abierta todo el año de lunes a domingo, la casa consta de 82 habitaciones, la mayoría individuales, pero también dobles y de matrimonio. Hay también dos habitaciones con despacho incorporado ideales para los directores espirituales o directivos que tienen que recibir visitas o trabajar desde la habitación. En las habitaciones se suma una biblioteca, cinco salas polivalentes plenamente equipadas, dos comedores, una iglesia y dos capillas, una por planta.
La Casa también dispone de un apartamento construido en una planta baja para acoger familias, así como de un espacio de barbacoas al jardín, ideal para grupos que quieren celebrar una comida en un espacio privilegiado y sin peligros, puesto que la Casa está protegida con una valla perimetral.
Una atención personalizada
"Separamos la actividad según las necesidades de las personas y de los grupos", explica la directora, Raquel Gonzaga. "Cuando tienen una necesidad determinada, los espacios funcionales de la Casa, como los comedores y salas de trabajo repartidos en dos plantas exactamente iguales, permiten que distintos grupos puedan llevar a cabo sus actividades sin molestarse". Y es que la Casa Santa Elena ya se diseñó para ello: permitir la realización paralela de ejercicios espirituales y encuentros con la menor molestia posible entre grupos con distintas necesidades. En la Casa confluyen grupos de religiosos, retiros, grupos de meditación y congresos o jornadas de formación de empresas, así como otras actividades que requieren espacios amplios y tranquilidad en un entorno natural.
Del mismo modo, el servicio de cocina se realiza directamente en la Casa. Los productos que se sirvan son de kilómetro cero, y se ofrece también cocina vegetariana, vegana o adaptada a alergias e intolerancias alimentarias. "Si un grupo tiene una necesidad especial y podemos ofrecerla, como un cambio en los horarios de las comidas, lo hacemos", expone la directora.
Sostenibilidad económica, social y ecológica
Todas las plantas y espacios se conectan por rampas y ascensores, el silencio reina en los pasillos enmoquetados y los carteles también están en braille para personas ciegas. Para personas con discapacidad auditiva, el vídeo de presentación de la Casa está subtitulado y traducido al lenguaje de signos y disponen de bucles magnéticos portátiles. "Somos cuidadosos con todas las necesidades no normativas, algo que la gente agradece mucho", explica Raquel Gonzaga.
La última de las inversiones en medio ambiente ha sido este año la construcción de 42 pozos de captación geotérmica y la instalación de 242 placas fotovoltaicas. De esta forma, la casa se autoabastece energéticamente y ha reducido la huella de carbono en un 82%. De igual modo, el césped y el jardín se han acondicionado para ser de bajo consumo hídrico y soportar así con poca agua -que sale de la misma finca- las largas épocas de sequía que se prevé sean cada vez más frecuentes. Siguiendo este compromiso social, cuando el jardinero se jubiló, la dirección creyó oportuno contratar a un centro especial de trabajo de personas con diversidad funcional para llevar a cabo el servicio de jardinería y el mantenimiento de la finca.
Una propuesta ampliamente reconocida
Este estilo de actuación ha hecho que la Casa Santa Elena reciba reconocimientos continuamente. Por tercer año consecutivo ha sido reconocida como Empresa Socialmente Responsable del Baix Empordà, distintivo que destaca el compromiso por un empleo de calidad, la gestión sostenible de los recursos y la protección del medio ambiente, y ha recibido también el sello de Compromiso de Calidad Turística.
La Casa, como ejemplo de ecología y transición energética, acogió el pasado mes de octubre la Jornada Captación de energía geotérmica y su aplicabilidad para generar frío y calor en un establecimiento turístico , y también ha recibido la acreditación Biosphere 2024, un reconocimiento que avala el compromiso de empresas del sector del turismo con la sostenibilidad y conservación del medio ambiente.
Trabajando en este espíritu, el proyecto ha llegado a ser finalista en el concurso "Ejemplo Empresarial #porelclima", una iniciativa de un sector que busca implementar el Acuerdo de París en empresas, además de recibir el Premio Cámara 2023 a la Sostenibilidad Turística. Internamente, cabe decir que la Casa dispone de un Protocolo para prevenir y abordar cualquier forma de acoso, creando así un entorno seguro y respetuoso para todos.
La comunidad, pulmón espiritual de la Casa
De la misma forma que la Casa forma parte intrínseca de Solius, también está arraigada la comunidad de las Religiosas de San José de Gerona que aquí está conformada por cuatro consagradas acogedoras y auténticas que ofrecen su testimonio y oración diaria. Si bien la gestión del equipamiento corre a cargo de los doce trabajadores que llevan a cabo los diferentes servicios (cocina, recepción, limpieza mantenimiento…), las religiosas aportan el carisma y valores de la Congregación al día a día de la Casa.
Los huéspedes que quieren compartir un rato de oración, conversación o cualquier necesidad espiritual pueden acercarse hasta el Mas Vicens, donde viven las religiosas, donde tienen la iglesia y conservan un pequeño museo de la Congregación. Solius es un pequeño pulmón de acogida y espiritualidad compartida plenamente sostenible. Un lugar único y referente donde pasar unos días de receso, formación, tranquilidad o vacaciones en medio de la luz y los colores del Empordà tras los pasos de Maria Gay Tibau.