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Por Oriol Domingo .
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1. La realidad, muy dura realidad, supera la ficción más alucinante. Terremoto. Jordi Pujol reconoce que ha tenido dinero heredado de su padre no declarado desde 1980 cuando murió su progenitor. Ahora pide perdón, y se pone a disposición de las autoridades tributarias y de las instancias judiciales.

2. ¡Qué diferencia entre el Pujol joven que se declara demócrata y catalanista ante el tribunal militar de la dictadura y el Pujol envejecido que proclama este 25 de julio su mea culpa! El caso Pujol tiene honda incidencia en los ámbitos político, institucional, económico, cívico, cultural, ético. También religioso. Pujol siempre se ha confesado cristiano de una manera discreta y sin exhibicionismo. Desde este flanco hay voces que lanzan sus dardos. Como aquella tuitera que se pregunta si Pujol irá al infierno. O la que escribe: "Los perdones a la Iglesia, y las responsabilidades civiles y penales en los juzgados. Los ciudadanos de Catalunya no tenemos por qué perdonar nada ".

3. ¿Perdón? ¿Es posible perdonar? ¿Qué implica el perdón desde una perspectiva cristiana? Para responder estas preguntas puede consultarse un librito magnífico del teólogo Gaspar Mora, "¿Qué es ser cristiano?". En el capítulo dedicado al perdón de Dios, Mora escribe: "Reconocer el propio pecado es uno de los momentos más delicados y más difíciles de la reconciliación del hombre consigo mismo. Es ya la madurez propia de los espíritus más finos. Espontáneamente los hombres tendemos a negar el propio pecado, los de los nuestros, el de nuestro grupo, nuestra cultura, o nuestra iglesia. El hombre es demasiado débil para asumir la propia realidad, a menudo tan indigna. No tiene más camino que negarla. El ámbito del perdón de Dios hace posible este paso último y definitivo. Saberse perdonado de entrada es el clima necesario para poder asumir de manera plena la propia historia, la propia miseria, sin desesperación. Es el ámbito de la definitiva reconciliación del hombre consigo mismo. Todo lleva al reconocimiento agradecido, a la conversión sincera”.

4. Perdón, reconciliación, conversión van entrelazados. Lo que es peor, además de las actuaciones injustas cometidas, es no pedir perdón ni perdonar. Algunos pocos ejemplos. El anterior rey pidió perdón por el asunto de Corina y los elefantes. La hermana del rey constitucional no pide perdón por el caso Urdangarin. Aznar no ha pedido perdón por mentir sobre las armas de destrucción masiva e ir a una guerra.

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