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Comentario a la primera lectura del domingo 24 durante el año. A

Un pequeño fragmento del libro del Sirácida leemos en la primera lectura de este domingo. Se trata de una compilación de reflexiones presentadas en forma de poema o de florilegio. El tema dominante es el perdón.

Así como los conflictos son una realidad inseparable de los seres humanos, también el perdón y la reconciliación forman parte de la condición humana en cuanto que son una experiencia de reconstrucción individual y colectiva. El perdón tanto si se trata de una reflexión teórica como si se trata de una práctica ha interesado a muchos pensadores de varias culturas y épocas; ellos desde su contexto histórico han tratado de explicar su sentido y su aplicación. Esto explica que el pensamiento sapiencial de Israel reflexione sobre el perdón en el libro del Sirácida, un libro fundamental dentro de los escritos de Israel.

El perdón nos lleva a la idea de un alejamiento de lo que pasó y se otorga en nombre de alguien o de algo, es mirar hacia otro lado o, tal vez, intentar mirar algo más allá. El perdón se mueve en la dimensión de lo que es alejar, absolver, salvar, condonar y todo son experiencias que están opuestas a las actitudes de venganza y castigo.

El problema del perdón es su confrontación con la justícia. Hasta qué punto perdonar es abrir camino a la impunidad ? El perdón podría destruir la autoridad de la ley, permitiría a los culpables esperar que podrán escaparse y, por otro lado, conduce a pensar que la autoridad seria lo suficientemente poderosa como para situarse por encima de las leyes. En contra de esto hay quienes ven en el perdón una ayuda por la buena convivencia.

El perdón queda secuestrado cuando se despiertan los deseos de venganza. En este sentido el perdón será la renuncia a la venganza y el primer paso por la construcción de la reconciliación. Ya lo dice el texto de nuestra lectura: “Quien se venga topará con la venganza del Señor” (v.1). Probablemente el autor esté pensando en Aman, un alto dignatario del rey Artajerxes que estaba indignado con Mardoqueo porque este no se arrodillaba ni prosternaba al paso de Aman ( Este 3,1-6). Este preparó una horca para vengarse de Mardoqueo (Este 5,14) pero gracias a este el rey descubrió una conspiración urdida por Aman (Este 6,2) que acabó colgado en la horca que había preparado para Mardoqueo (Este 7,9-10). Es la ilustración narrativa de unas palabras que encontramos en el mismo Sirácida un poco antes de la lectura que nos ocupa: “ Quién cava una fosa, puede acabar cayendo, y quien pone una trampa, puede quedar atrapado”. (27,26).

El perdón se da en nombre de alguien o de algo. En el texto que nos ocupa, la motivación es muy clara: Hay que perdonar a fin de que Dios te perdone los pecados (v. 2) y sigue argumentando con una lógica abrumadora: Cómo quieres que Dios te perdone si tú no eres capaz de perdonar?. No se explicaría la pretensión de ser perdonado si uno no se abre al perdón hacia los otros seres humanos. El texto, pues, establece una relación entre el perdón de Dios y el perdón entre los seres humanos. El perdón entre personas nos acerca comparativamente al perdón que da Dios. El imperativo de perdonar del Sirácida nos pone en sintonía con la plegaria del Padrenuestro: “Perdona nuestros pecados, que nosotros también perdonamos quienes nos han ofendido” (Lc 11,4; también Mt 6,12;).

A pesar de que el judaísmo rabínico no considera el Sirácida libro inspirado, no por eso, en cuanto que aportación de la sabiduría de Israel, gira la espalda a las grandes tradiciones religiosas del judaísmo y por eso nuestra lectura acaba con una referencia a los mandamientos y a la Alianza. Dos textos se pueden aportar en relación a lo que decimos. El libro del Levítico dice: “No abrigues odio contra tu hermano, pero corrige, si hace falta, tu prójimo; ... No seas vengativo ni guardes rencor contra nadie de tu pueblo. Estima a los otros como tú mismo” (19,17); se ve claramente una renuncia a la venganza y el perdón que va implícitamente ligado al amor. Al dar a Moisés las nuevas tablas de la Alianza dice Dios: “El Señor! Dios compasivo y benigno, lento para el castigo, fiel en el amor! Mantengo mi amor hasta un millar de generaciones, perdono las culpas, las faltas y los pecados (Ex 34,6-7.). La referencia a los mandamientos y a la alianza refuerzan todavía más la motivación del perdón.

Domingo 24 durante el año. 17 de Septiembre de 2023.

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