Comentario al evangelio de la misa medianoche de la Festividad de la Natividad del Señor
En el evangelio de la misa de medianoche de la festividad de la Natividad del Señor leemos el relato del nacimiento de Jesús que se encuentra en la primera parte de la obra de Lucas (Lc 2,1-14). El texto, tal como lo presenta la liturgia, se divide en tres partes: 1) El censo como pretexto del viaje de Nazaret en Belén; 2) el nacimiento de Jesús; 3) el anuncio a los pastores. La reacción de los pastores se lee en el evangelio de la misa de la aurora.
El anuncio del nacimiento de Jesús a los pastores ocupa una extensión importante del texto (7 versículos en comparación a los dos que se dedican a dar noticia del nacimiento de Jesús). La escena acontece por la noche que debe ser leída en un sentido no solo cronológico sino teológico. La noche representa un mundo necesitado de salvación, una sociedad gobernada por los poderosos representados por Augusto. La gloria del Señor brillará con más fuerza si se la contrasta con la oscuridad de esta noche.
Los destinatarios del anuncio son unos pastores. Pastores lo eran Abraham (Gn 13,2), Moisés (Ex 3,1), David que cuando pacía ovejas es tomado para ser rey del pueblo de Israel (2Sa 7,8); pastores lo son los dirigentes de Israel (Jr 23,2.ª ; Ez 34,7). Por lo tanto, con toda lógica lo normal hubiera sido que el anuncio del nacimiento de Mesías de Israel hubiera sido dirigido a los grandes sacerdotes del templo de Jerusalén, pero Lucas, con un toque de ironía, hace que los escogidos para recibir el anuncio sean unos pastores, unos mal considerados por la gente, unos que en la sociedad judía tenían un mal predicamento; como podían observar las prescripciones de la Ley?, quien se haría cargo de las ovejas mientras eran a la sinagoga?, como podían ser fieles a las obligaciones rituales?; eran imagen del hombre embrutecido por el contacto constante con los animales, despreciado y marginado por el hecho de vivir a la intemperie sin ningún tipo de derechos civiles. No obstante es a ellos a quienes se aparece la gloria del Señor. Los envuelve una luz que los libera de su marginalidad para convertirlos en heraldos de la gran noticia.
La palabra “gloria” ocupa un lugar relevante en nuestro texto. Su significado es extenso. Puede significar la residencia de los bienaventurados, por lo tanto un lugar delicioso. Se asocia la gloria con el placer y la felicidad y gloria es también aquello que da prestigio.
El término “gloria” aparece al Antiguo y Nuevo Testamentos. Traduce el término griego “doxa” que es la traducción del término hebreo “kabod”. El sustantivo “kabid” quiere decir “hígado” y se consideraba el órgano más pesado del cuerpo humano. De aquí que el verbo “kabad” signifique “pesar” o “ser pesado, tener peso”. En catalán existe la expresión “ser un hombre de peso” para mencionar la importancia de una persona.
La teología bíblica entiende la gloria como la irradiación del ser de Dios. Es la manifestación de su majestad, honor, poder, santidad. Con la gloria se evidencia el dominio soberano de Dios sobre la creación y la historia. Es la manifestación externa del mundo divino y gloria está asociada a la presencia de Dios. El lugar por excelencia de la manifestación y presencia de la gloria Dios es el Santo del Santos del templo de Jerusalén. Que la gloria de Dios rodee de luz a los pastores quiere decir que a partir de Jesús la manifestación de la gloria de Dios deja de ser el privilegio de unos pocos y tiene una irradiación universal; se cumplen las palabras del profeta Isaías: “Todos vendrán y contemplarán mi gloria” (Is 66,18; también Sl 97,6).
El mensaje del ángel comunica a los pastores que les ha nacido un salvador. Una inscripción del año 9 a. C.. dice: “La divina providencia nos concedió Augusto, constituyó como salvador nuestro y de nuestros descendentes, a aquel que puso fin en las guerras y aseguró la paz”. A partir del nacimiento de Jesús el auténtico Salvador ya no será Augusto. La paz no será la proclamada por la propaganda imperial sino la paz anunciada por los ángeles y llevada por Jesús.
Festividad de la Natividad del Señor. Misa de la noche. 25 de Diciembre de 2024