Comentario al evangelio de la festividad de Santa Maria Madre de Dios.
En la festividad de Santa Maria Madre de Dios se lee en el evangelio el relato de Lucas que narra la visita de los pastores a Belén, la actitud reservada de Maria y la imposición del nombre Jesús (Lc 2,16-21).
Los pastores se dirigieron deprisa a Belén, como Maria fue de prisa a casa de Elisabet (Lc 1,39). Es un indicador de la buena disposición a aceptar y creer los respectivos anuncios que han recibido, una receptividad activa que los pone en movimiento priorizando la palabra recibida por sobre las ocupaciones habituales.
“Los pastores vieron lo que el Señor les había hecho saber”. Lucas tiene un interés especial al señalar que el anuncio del ángel se cumple. La Palabra de Señor es una palabra eficaz; esto consuena con lo que encontramos en el profeta Ezequiel cuando dice: “Porque yo, el Señor, hablo y la palabra que digo se cumplirá sin esperar más” (Ez 12,25.28). De este modo, Lucas nos prepara para creer que el advenimiento del Reino que predicará Jesús acontecerá realmente.
“Todo el mundo que lo sentía quedaba maravillado de lo que decían los pastores”. Estos pastores son personajes que anticipan simbólicamente a los primeros predicadores cristianos que anunciarán el evangelio en las primeras comunidades cristianas. También se pueden ver los futuros creyentes que glorificarán Dios por lo que han sentido y visto y que irán apareciendo a lo largo de la obra de Lucas ( 7,16;13,13; 17,15; 18,45; 19,37; Ac 21,20).
Esta extraversión de los pastores contrasta con la interiorización de Maria que guardaba todo esto en su corazón y lo meditaba (v.19). Una expresión parecida la encontramos en el relato de la estancia de Jesús en el templo “Su madre conservaba todo esto en su corazón” (2,51). Los verbos guardar y conservar traducen respectivamente dos verbos griegos “syneterein” (2,19) y “diaterein” (2,51). Estos verbos los encontramos en dos pasajes de la versión de los LXX. El verbo “syneterein” aparecen el libro de Daniel cuando desprendido de dirigirse a Nabucodonosor este guardaba en su corazón estas palabras (Dn 4,25). El otro verbo “diaterein” aparece cuando José después de los sueños que había tenido “iba pensando en todo esto “ (Gn 37,11). En ambos pasajes se describe la perplejidad interna de una persona que intenta comprender el significado profundo de lo que le han explicado. Esta tenía que ser indudablemente la situación anímica de Maria.
“Le pusieron el nombre de Jesús”. A primer vistazo parece una información sin demasiada importancia y, además, entra dentro de la lógica más elemental que un niño que nace tenga un nombre. Pero tener un nombre tiene su importancia en el mundo bíblico (Is 9,5). Un Dios sin nombre no podía ir a ninguna parte, no tenía ningún poder, por eso Moisés pide a Dios qual es su nombre (Ex 3,13-14). El libro de Job habla de “gente desgraciada y sin nombre” (Jb 30,8). Quedarse sin nombre es una gran desgracia por eso el libro de los Proverbios dice: “El nombre del malvado será olvidado”.
El nombre de Jesús quiere decir “El Señor salva” o “El Señor es mi salvación”. Es un nombre compuesto que proviene del hebreo y está formado por una “yot” forma abreviada o condensada del nombre “Jahvé” que los judíos evitan escribir y pronunciar y una forma del verbo “iasa” que quiere decir salvar, ayudar”.
Lo más habitual es que fueran los padres quienes pusieran el nombre al neonato. Aquí sí son los padres quienes ponen el nombre pero, como muy bien especifica el texto, lo hacen siguiendo el mandato del ángel. En el caso de Jesús él lleva un nombre que proviene de Dios. Quien ponía el nombre ejercía un dominio sobre la persona o cosa a quien ponía el nombre. En este caso el dominio se tiene que entender como una forma de protección; dando el nombre se establece una relación de afecto, cura y solicitud hacia la persona que recibe el nombre. Jesús tiene, pues, garantizada la asistencia y protección divinas que lo acompañarán a lo largo de su actividad liberadora en el mundo.
El nombre define el ser y el hacer de la persona. “Por sus frutos los conoceréis” (Mt 7,20). En el Antiguo Testamento hay otra persona que lleva el mismo nombre que Jesús; Josué que completó la obra liberadora iniciada por Moisés haciendo entrar en la tierra prometida a los israelitas que habían salido de la opresión de Egipto. Jesús será el salvador, el gran liberador de toda persona humana que se apunte a su proyecto liberador de construir y poner en marcha del Reino de Dios.
Festividad de Santa Maria Madre de Dios. 1 de Enero de 2025