En gran parte del capítulo 14 del evangelio de Lucas aperecen comidas y banquetes. La lectura del evangelio de este domingo (Lc 14,1.7-14) recoge el versículo de introducción (v.1) y dos intervenciones (7-11 y 12-14) de Jesús en una comida las cuales pueden considerarse consejos o advertencias. La lectura litúrgica prescinde de los versículos (2-6), que describen la curación del hombre hidrópico.
Algunos comentaristas han propuesto que los textos de los evangelios sinópticos provienen de dos corrientes de pensamiento muy influyentes en tiempos de Jesús. Una sería la corriente apocalíptica, que influiría en textos al estilo de los que describen las catástrofes de los tiempos últimos (21,25-28), la otra es la sapiencial, que da lugar a los textos que ofrecen una enseñanza muy al estilo de los libros del Antiguo Testamento llamados sapienciales. Los textos de la lectura de hoy, que narran las intervenciones de Jesús son ejemplos claros de este tipo de textos.
La primera intervención (vv. 7-11) habla de la humildad. Lucas lo hace en otros lugares. "Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humille será ensalzado" (18,14). En el canto del Magnificat pone en boca de María: "Derriba los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes" (1,52) y a raíz de la discusión sobre quién es el más importante, Jesús dice: "el mayor entre vosotros será como el más joven "(22,26). Es posible que aquí la intervención de Jesús fuera provocada por una discusión entre los invitados, que pretendían ocupar los primeros puestos. Las cenas y comidas importantes solían ser ocasiones relevantes para demostrar la categoría social de las personas, eso explica que el afán de ocupar los primeros lugares era una práctica habitual. Ser invitado ya era importante, más todavía si el que invitaba tenía un gran prestigio social, por ello al honor de ser invitado se añadía el honor de ocupar el primer lugar.
Jesús critica este comportamiento. En otros pasajes del Evangelio de Lucas, Jesús también critica fariseos y maestros de la ley, a los que les gusta ocupar los primeros puestos de las sinagogas (11,43; 20,46). La intervención está construida en dos partes: la primera dice que no se debe hacer y la segunda lo que hay que hacer, todo para ir a parar a la frase colofón: "Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humille será ensalzado "(v.11).
La enseñanza de Jesús tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. El libro del Proverbios dice: "No te des importancia ante el rey, no te coloques en el sitio de los grandes. Es mejor que te digan "Sube acá" que seas humillando delante el príncipe "(Pr 25, 6-7) y el Sirácida dice:" No te exaltes a ti mismo para no caer y acarrearte de deshonra "(Sir 1,30). Advertir del peligro de pretender un lugar social que no corresponde es un consejo de ética elemental que se puede complementar con una lectura más teológica, según la cual el banquete es imagen del banquete del Reino de Dios y la humildad es condición indispensable para poder participar. De hecho, el solo hecho de ser invitado ya es un gran privilegio, porque, como dice Lucas más adelante: "Dichoso el que pueda comer en el Reino de Dios" (14,15). Tener un lugar en este banquete es suerte grande.
La segunda intervención (vv. 12-14) de Jesús es una preparación a la gran parábola, que seguirá a continuación, la de los invitados a banquete. Los pobres, lisiados, cojos y ciegos del v 13 son los mismos que son llamados por los criados de la parábola. Vuelve a aparecer la importancia de tener un lugar en el banquete el Reino, aquel en que los habrà de oriente y de occidente que ocuparán los lugares destinados a los privilegiados de Israel (13,29). Las comunidades cristianas que leían el texto, veían en ello un toque de atención a no poner obstáculos excluyentes que impidieran la entrada en la comunidad cristiana.
Domingo 22 durante el año
1 de Septiembre de 2013