Génesis apócrifa
-Tengo que confesarte algo, no te sepa mal –le dice Eva a Dios en el paraíso-. Ya sé que me has creado y que me has dado este fantástico jardín, y también la serpiente, pero es que no soy del todo feliz... Me siento muy sola, y además estoy harta de comer manzanas.
-Te entiendo –responde Dios-. Lo que puedo hacer es crear un hombre.
-¿Un hombre? ¿Y eso qué es? – pregunta Eva, intrigada.
- Pues, una criatura imperfecta, como tú. Una criatura con la que no os entenderéis demasiado, a veces... Otras, divinamente. Reiréis y lloraréis. Juntos, y por separado. Seréis muy distintos. Pero no tanto. Semejantes. Más semejantes de lo que pudiérais llegar a creer. ¡Ambos seréis de carne! ¡Los dos estaréis creados por mi aliento!
- Suena bien.
- Será bonito y difícil al mismo tiempo. Tendréis que ayudaros recíprocamente a mirar hondo y a mirar más allá. Es todo un reto.El hombre serà más fuerte, más rápido y más práctico que tú. Seréis compañeros.
-Sí, sí, todo esto suena muy bien... pero, a ver, ¿dónde está la trampa? – pregunta Eva con escepticismo.
-Sólo habrá una condición –le dice Dios-, y es que deberás hacer que el hombre piense que lo creé antes a él. Acuérdate, Eva, será nuestro secreto... de Mujer a mujer.
Marta Nin
(Muy libremente inspirado en una fuente desconocida)