(PAMSA) La celebración de los cincuenta años de la inauguración del Concilio Vaticano II ha hecho más patente que nunca la necesidad de conocer sus textos. De otra manera nos quedaría el recuerdo nostálgico de un acontecimiento singular pero que no tendría ninguna incidencia en la vida de hoy.
Mosén Ferran Blasi vivió el Concilio Vaticano II entre Pamplona, en Navarra, y Francia, básicamente en Grenoble, donde completaba su formación como periodista.
El filósofo Jordi Porta i Ribalta (Barcelona, 1936), actualmente presidente del Centro UNESCO de Cataluña y ex-presidente de Òmnium Cultural, recuerda el Concilio Vaticano II en el marco de su paso por el escultismo catalán. Para Jordi Porta, la convocatoria del Papa Juan XXIII en 1962 respondió un deseo de una inmensa mayoría de católicos que esperaban una señal por parte de los responsables de la Iglesia Católica. Desde Cataluña también se vivió como una manera de dialogar con el mundo y de acercarse al pueblo utilizando su lengua.
(Redacción) Todavía quedan relatos para la esperanza. Son tiempos para reinventarse. El mundo del cine está sometido a un cambio radical. El formato digital ha abierto nuevas formas de hacer y ver cine. La crisis económica está ocasionando muchas dificultades que afectan al cine espiritual. Es por ello que vuelve una nueva edición, y ya van IX, de la Muestra de Cine Espiritual .
(FJM) La Fundación Joan Maragall ha celebrado esta tarde una sesión conmemorativa del 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II, "el acontecimiento religioso más importante del siglo XX", afirmó su presidente, Josep M. Carbonell. "El Vaticano II no tiene retorno y su camino -aseguró-, a pesar de los problemas que hemos podido vivir, continuará, porque 50 años más tarde mantiene toda su vigencia y orientación ".
(CR) El 11 de octubre de 1962 Juan XXIII abría el concilio que cambió la Iglesia. La Iglesia como pueblo de Dios, la centralidad en el Evangelio y en Jesucristo, la libertad religiosa, el diálogo con la modernidad, son algunos de los aspectos que asumió el Vaticano II como sustanciales para la vida de la Iglesia.
