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Catalunya Religió
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Fotografia: Conjunt escultòric de Giambattista Contini que corona la porta principal de l'església de Montserrat a Roma.
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Manuel Manonelles –CR Empezamos una serie de artículos breves sobre la presencia de Montserrat en el mundo con la que podríamos considerar como la decana de todos los casos que presentaremos: la iglesia de Montserrat de Roma. Se encuentra en la céntrica y homónima Via Monserrato, una calle, en el viejo centro de la ciudad eterna que conecta Piazza Farnese con Via dei Banchi Vecchi.

La consideración que hacemos de decana no responde a su notable antigüedad, ya que en otros territorios italianos podemos localizar casos de iglesias y capillas montserratinas de fundación incluso más remota, sino a la relevancia de la misma por su localización, nobleza de su arquitectura y especialmente por su historia de iglesia nacional que durante siglos ha ejercido en la capital del catolicismo.

El origen del Montserrat romano se encuentra en el s. XIV. En 1354 la catalana Jacoba Ferrándis fundó por aquella zona un hospital para los peregrinos catalanes que viajaban a Roma que tomó el nombre de San Niccoló dei Catalani, dotándole con todo su patrimonio a su muerte. Unos años más tarde, en 1363, la mallorquina Margarita Pau creó un hospicio similar, éste para mujeres, bajo el nombre de Santa Margherita dei Catalani.

Con el tiempo, en 1495, las dos instituciones fueron fusionadas por orden del segundo papa Borja, Alejandro VI, y bajo la advocación –ahora sí– de la Virgen de Montserrat. Así, en 1506 se decidió edificar la actual iglesia en el lugar que ocupaba la antigua capilla de San Niccolò en Corte Savella y que formaba parte del complejo propiedad de la nueva congregación.

LA TITULAR DEL TEMPLO DE MONTSERRAT EN ROMA SE ENCUENTRA EN UNA CAPILLA LATERAL A CAUSA DE UNA REHABILITACIÓN DE 1818

En 1518 se iniciaron las obras del templo actual, un magnífico ejemplo del renacimiento tardío romano, proyectada por Sangallo el Joven y la primera iglesia en Roma de nave única, con tres capillas a cada lado y un extenso presbiterio terminado con ábside. En su fachada, proyectada por Francesco da Volterra en 1588, destaca un escenográfico conjunto escultórico de Giambattista Contini -discípulo de Bernini- con la representación de la Virgen María y el niño Jesús con la característica sierra en medio de un conjunto rocoso de evidente referencia montserratina, ejecutado entre 1673 y 1675.

Entre 1818 y 1822 el templo fue profundamente rehabilitado y redecorado, hecho que seguramente explica que hoy en día la titular del templo, la Virgen de Montserrat, esté actualmente situada en una capilla lateral (la segunda de la izquierda) y no lo presida; o el hecho de que alguna otra capilla, como la dedicada a la barcelonesa Santa Eulàlia cambiara de advocación y hoy esté dedicada a Santa Anna.

Dos iglesias nacionales y un proceso de unificación

Así pues, desde su creación a finales del s. XV –aunque con orígenes a mediados del XIV– el Montserrat romano se convirtió en la iglesia nacional de los catalanes en Roma y, con el tiempo, lo fue también de los nacionales de toda la corona Catalano-Aragonesa; eso sí separada de la iglesia y congregación de Santiago de los Españoles que se encontraba en Piazza Navona y, por tanto, a poco más de 500 metros de distancia una de la otra.

Esto supuso en su momento problemas de carácter político y diplomático, especialmente a mediados del s. XVII –pero también a principios del s. XVIII– cuando en torno a la mal llamada “Guerra dels Segadors” se produjeron fuertes choques entre feligreses y partidarios de ambas nazioni (como relatan las crónicas de la época) que comportaron el despliegue de tropas pontificias en varias ocasiones para evitar males mayores.

No es casual, pues, que fuese en el reinado de Felipe V que se iniciara el largo proceso de unificación de las dos iglesias nacionales (con hospitales y propiedades vinculadas) que acabaría siendo ratificado por Pío VII en 1807. Y es por eso que hoy una pequeña placa dorada en la puerta indica que se trata de la "Iglesia de San Jaime de los Españoles y Montserrat", aunque la magnífica fachada del templo, y el propio nombre de la calle, apunten hacia otra dirección.

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