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Catalunya Religió
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Gent vessant te dolç sobre una petita estàtua de Buda durant el Hana Matsuri | Maarten Heerlien (2013) sota llicència C.C. 2.0.

Lucía Montobbio –CR La tradición budista celebra cada 8 de abril el  Hana Matsuri, también conocido como el Festival de las Flores. Ese día, que tiene lugar en la mayoría de los templos budistas, recuerda el nacimiento de Siddhartha Gautama, más conocido como Buda.  

Hana Matsuri es una celebración que pertenece a la corriente budista Mahayana, presente sobre todo en China, Japón, Corea y Vietnam. Según esta rama, para llegar al nirvana, debe practicarse la compasión. Una compasión, que como apunta Raquel Cruzsensei en el Espai Daruma y experta en tradiciones filosóficas-religiosas japonesas, que debe ser entendida “como asistencia al otro". "En el contexto budista, creo que tiene más esta connotación, lejos de sentir pena hacia los demás”, dice. Y esto es porque el destino de la persona va ligado a la existencia de todos los seres vivos que le rodean. Esta fiesta es una ocasión de enriquecimiento cultural y espiritual.

Jonathan López-Vera, también sensei en el Espacio Daruma y experto en historia japonesa, comenta que el Hana Matsuri se remonta al siglo VI, se celebró por primera vez en el año 606. Se calcula que fue en Japón, época del príncipe Shotoku. Sin embargo, apunta: “Exactamente, no se sabe a ciencia cierta si Shōtoku hizo todas las cosas que se le atribuyen”. El caso es que, con el tiempo, esta celebración se expandió, haciéndose presente en la mayoría de los templos, durante los períodos Nara (710-794) y Heian (794-1185) de Japón Antiguo.

HANA MATSURI ES UN RECORDATORIO DE LA IMPORTANCIA DE LA COMPASIÓN, LA PAZ Y LA ARMONÍA

El rito central del Hana Matsuri implica una ceremonia de vertido de agua perfumada sobre una estatua de Buda bebé, en representación de la leyenda. Cuando el Buda nació, hace unos 2.500 años bajo el árbol Bodhi, en el jardín de Lumbini, en Nepal, se narra que “las flores florecían, los pájaros cantaban y una dulce lluvia caía del cielo”. El niño Buda dio siete pasos y con una mano levantada hacia el cielo y la otra hacia abajo se proclamó el elegido por el mundo.

El Buda bebé se encuentra dentro de un templete que se ornamenta con flores. Los devotos se acercan para bañar en la estatua con té dulce hecho de hojas de Yiaogulan. Representan así el primer baño de buda. Además, grandes y pequeños, se reúnen para hacer oración, desfiles y ofrendas. Expresan la gratitud por la vida de Buda y reafirman los valores y enseñanzas del budismo. A menudo, los devotos intercambian imágenes del bebé Buda para felicitarse a la fiesta.

"Compartir cultura con los seguidores"

Una práctica distintiva de Hana Matsuri es justamente el uso de este té dulce en los rituales. Se cree que éste tiene propiedades protectoras contra las enfermedades. Antiguamente, los budistas llenaban cantimploras de bambú de este brebaje, e incluso, escribían oraciones en tinta hecha con este líquido para alejar a los insectos de sus hogares. Frases como: "El 8 de abril es un día de suerte, acabaremos con los gusanos".

Desde el Espai Daruma siempre aprovechan para recordar a Hana Matsuri. "Verá que lo publicamos en las redes y, de este modo, compartimos cultura con nuestros seguidores", comenta Cruz.

Hana Matsuri es mucho más que una simple celebración. Es un recordatorio de la importancia de la compasión, la paz y la armonía, así como una ocasión para preservar y compartir las ricas tradiciones culturales de Japón.

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