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Comentario al evangelio del domingo 20 durante el año. A

En la zona del Líbano, ante el Mediterráneo, se encontraban situadas las más famosas ciudades de Fenicia, entre ellas Sidón y Tiro que se habían destacado por su tráfico comercial. En las vertientes del Líbano crecían selvas de cedro, la madera de las cuales servía por la construcción (1Re 5:6), pero también extraían su resina para hacer perfumes. Tiro estaba situada a 65 km. de Nazaret. A unos 30 km. al norte, se encontraba Sidón. Era una zona destinada a la tribu de Aser en sus orígenes, pero los hebreos no supieron mantenerse fieles sino que fueron doblándose, con el paso del tiempo, al paganismo del lugar (1Re 16:31). Sidón y Tiro acapararon durante mucho tiempo el comercio marítimo. En la época de Jesús, el poder comercial había decrecido. Tiro y Sidón, a pesar de lo que fueron, siempre habían envidiado Jerusalén. La vieron como su rival. Celos y barreras difíciles de superar. Los judíos tildaban los de esta zona "los perros gentiles" o "perros infieles". Este es el escenario donde aparece la mujer cananea que implora de Jesús la curación de su hija endemoniada. El episodio lo leemos al evangelio (Mt 15,21-28 ) de este domingo. La escena reconoce la prioridad en el tiempo de Israel en los planes salvíficos de Dios en cuanto que pueblo escogido, sin que esto quiera decir, no obstante, que el reconocimiento de Israel comporte la idea que los paganos, los gentiles están excluidos de la salvación de Dios.

La mujer que se dirige a Jesús es cananea. Es un personaje marginal tanto desde el punto de vista geográfico como desde el punto de vista histórico. Ella pertenece en un pueblo que en el Antiguo Testamento es maldito. Un pueblo desposeído de sus tierras cuando Israel se las apropió. Pueblo ocupado y esclavo. El libro de Deuteronomio advierte: “Consagra al exterminio los hititas, los amorreos, los cananeos, los perizitas, los hevitas y los jebuseos, tal como el Señor, tu Dios, te ha mandado. Así no os enseñarán a imitar las prácticas abominables que hacen en honor de sus dioses” (20,17-18).

La cananea se dirige a Jesús diciendo por dos veces “Señor”. “Señor ten piedad” en griego “kirie eleison” son las mismas palabras que repetimos en la misa. La primera vez añade “Hijo de David” palabras que un judío solo usaría para referirse al Mesías. Sorprende oírlas de la mujer cananea. Hay que decir que David era asociado a acciones milagrosas ( 1Sa 16,14-23) y en tradiciones posteriores era considerado un sanador y exorcista. Sea lo que sea, la invocación de la cananea indica la buena disposición de los gentiles que reconocen en Jesús un mesianismo que no será aceptado por los judíos. Seguramente Mateo quiere hacer ver que Jesús es hijo de David y pertenece a su linaje a quien Dios prometió un reino eterno (2Sa 7,12-13). La cananea reconoce a Jesús el promotor de este reinado mesiánico marcado por el ejercicio de la justicia y la defensa de los débiles y los pobres.

Ya hemos dicho que los judíos tildaban de perros los paganos. El Antiguo Testamento y el judaísmo hablan de los perros de una manera negativa, de tal manera que decir a un hombre que es un perro es un insulto ( 1Sa 17,43; Is 56,10-11). Mateo ( como también hace Marcos 7,27s) introduce un cambio y no usa el término “kuôn” que describiría los perros medio salvajes, carroñeros, no domésticos que rondaban por fuera las ciudades y que comían carnes impuras o incluso cadáveres humanos. Mateo en cambio usa el término “kunária” los perritos caseros integrados en cierto modo a la família y que comen bajo la tabla de los amos. La argumentación que Mateo pone en boca de Jesús recoge un hecho muy casero: los perritos domésticos son animales apreciados por los amos , pero no se quitará la comida de los hijos para darlos de comer a ellos; es una lógica sencilla y entendedora. La mujer se agarra al ejemplo de Jesús y reivindica que ella, como los paganos también pueden integrarse en la casa de Israel comiendo debajo la tabla de los amos.

En la comunidad de Mateo conviven creyentes provenientes del paganismo y del judaísmo. Ante las reticencias de estos últimos, el episodio de Jesús y la cananea sirve para disipar los miedos y darse cuenta que, dado el rechazo del Israel institucional al mensaje de Jesús, se abre la posibilidad de encontrar un nuevo espacio vital y un nuevo campo de trabajo apostólico entre los paganos.

Domingo 20 durante el año. 20 de Agosto de 2023

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