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Por Jordi Llisterri i Boix .

Estimado Sr. Obispo / Arzobispo,

Le escribo estas líneas para agradecerle la nota conjunta de los obispos catalanes sobre la crisis económica que publicaron hace unos días.


Seguramente demasiadas veces las cartas que reciben son para quejarse o con demandas inquisitoriales sobre cuestiones de moral o de costumbres. Por eso, creo que todavía vale más la pena ser agradecido cuando hacen pronunciamientos sociales sobre "temas que preocupan a la gente", como gusta tanto de decir.


En este caso, a la mayoría de los diarios les llamó la atención el tema del pacto fiscal. Seguramente les ha desagradado porque leyendo bien la nota se ve que la reflexión que hacen se limita a decir que el sistema de financiación de Cataluña no es el adecuado, lo que comparte todo el abanico parlamentario catalán. Otra cosa son las soluciones, las concreciones y los plazos para afrontarlo que propone cada partido y que ustedes ya no entran a valorar. Sin embargo, creo que es un tema que valía la pena apuntar en el texto. Si no, acabamos hablando como si nuestro Reino no fuera de este mundo, pero tampoco del otro, y para no quedar mal con nadie no se sabe ni de qué hablamos.


Y, como en otras ocasiones, como con el documento Al servicio de nuestro pueblo , además del tema y la manera de enfocarlo, hay que agradecerles el tono. No es tibio sino que es propositivo. Y positivo. No hay que estar de acuerdo en todo, pero se hace escuchar y valorar.


El tono positivo es muy importante ante las incertidumbres y las angustias que genera la crisis. Ustedes tampoco aportan soluciones concretas, porque no las tienen ni tampoco las tienen los que parecen que entienden. Pero lo que aportan puede ayudar a pensar las cosas de otra manera. En este momento, recordar que hay una cosa que se llama Doctrina Social de la Iglesia es muy importante.


Y, desde otro punto de vista, es también de agradecer el tono de propuesta en contraposición al griterío eclesial a la que algunos se han acostumbrado y que a otros les encantada amplificar. Así es más difícil hacer un titular, pero es más reconfortante para la comunidad eclesial y, al final, más efectivo.


Finalmente, este texto conjunto es una muestra de colegialidad episcopal que nunca sobra.


Agradecido, le saluda atentamente un servidor.

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