(Ignasi Garcia i Clavel. Comisionado de Asuntos Religiosos del Ayuntamiento de Barcelona). Creo que ya se ha opinado y analizado mucho lo que el Papa Francisco ha hecho desde a su elección. De entrada, a pesar de la credibilidad que ofrece y de los signos que ya ha hecho, quisiera poner de relieve, que no le será fácil hacer las reformas que la Iglesia necesita. Tendrá que elegir muy bien a sus colaboradores. Encontrará resistencias.
Su sencillez personal y aprecio por el Evangelio lo harán ser fuerte, seguro.
Cuando en 1962 el Papa Juan inauguró el Concilio y saludó a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano tuvo palabras y gestos de una gran ternura y sencillez. Ayer el Papa Francisco, me lo recordó.
No ha sido ni ha querido ser un curial del Vaticano, sino un pastor junto a la Iglesia que peregrina en Buenos Aires.
Su papel como Obispo de Roma, pone de manifiesto una eclesiología profundamente conectada con el Vaticano II. Es el primer Obispo junto a todos los obispos del mundo.
Por último, hay que decir que las palabras en recuerdo de Benedicto XVI, de quien ha hablado como "Obispo Emérito de Roma" vuelve a poner de relieve la conexión con la eclesiología emanada del Vaticano II
Ahora sería conveniente que los fieles católicos lo respetásemos y amáramos. Seguro que como obispo de Buenos Airese ha cometido errores, pero no deberíamos ser tan rigoristas, cosa muy típica de los católicos avanzados, para empezar a sembrar sombras de duda sobre un hombre que quiere ser el hermano mayor de los obispos y que preside la Iglesia de Roma desde ayer.
Hombre de oración ignaciana sin duda. Hombre sencillo en el vivir y hombre que cree en el Evangelio y luchará por ser fiel a él.