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Comentario al evangelio del domingo 16 durante el año. A.

El capítulo decimotercero del evangelio de Mateo contiene siete parábolas que definen de forma comparativa la realidad del Reino de Dios. En el evangelio de este domingo leemos la parábola del trigo y la cizaña, la del grano de mostaza y la de la levadura (Mt 13,24-43).

En el capítulo anterior se ha ido perfilando el conflicto de Jesús con sus adversarios. Los fariseos critican a Jesús por permitir a los discípulos coger espigas de trigo en sábado (12,1-8); cuando Jesús cura en sábado a un hombre que tenía la mano paralizada, los fariseos toman el acuerdo de hacerle morir (12,14); cuando cura a un endemoniado le acusan de sacar demonios por el poder de Beelzebul (12,24). La parábola del trigo y la cizaña resulta determinante ante esta situación. Los discípulos deben contar con los adversarios de Jesús, los opositores al Reino de Dios, representados por la cizaña que crece en medio del trigo y por el enemigo que la siembra. El problema no proviene de la mala calidad del mensaje (el hombre siembra semilla buena) ni de la siembra mal hecha sino del enemigo externo, el diablo que actúa al margen de la buena labor de sembrar.

Para hablar de la realidad del Reino de Dios el evangelista hace que Jesús se valga de parábolas. El término parábola significa “tirar junto con” o “tirar una cosa junto a otra”. La parábola es un recurso de interpretación rabínica -una de las 33 reglas del rabino Eliezer-. Se trata de una regla consistente en crear una narración ficticia creada para explicar un término, una frase o un versículo con la ayuda de un paralelismo y tiene la finalidad de hacerlos comprensibles al lector. La parábola es, por encima de todo, una comparación; aquí se trataría de explicar la realidad del Reino de Dios, por eso comienza diciendo: "El Reino de Dios es como". La parábola pretende ilustrar, esclarecer, revelar. Se caracteriza por su brevedad para hacer fácil su memorización. Está basada en imágenes derivadas de los acontecimientos familiares y rurales de la vida diaria y tiene un componente de sorpresa con el que se pretende captar la atención del oyente.

En el texto que nos ocupa la sorpresa consiste en comparar un reino con una semilla. ¿Cómo algo tan grande como es un reino se puede comparar con algo tan pequeño como es una semilla? La semilla contiene potencialmente todo lo que después será una planta o árbol. En ella está escondida una riqueza de vida que, después de estar escondida en la tierra se manifestará. La semilla pide tiempo y paciencia para convertirse en un árbol o una planta crecida. Comparar el Reino de Dios con una semilla no significa otra cosa que eso: que ahora el Reino de Dios es pequeño, permanece escondido, no se ve, pero es una realidad que con espera y paciencia está encaminada indefectiblemente a hacerse mayor en unas proporciones inimaginables.

Hay un detalle en la parábola que no se puede dejar pasar por alto. El enemigo actúa mientras la gente duerme. Dormir es imagen de pasividad, de desentenderse de lo que ocurre y eso es grave si lo que pasa es importante. En los momentos cruciales en que Jesús encara su muerte, los discípulos están durmiendo (Mt 26,40), por eso Jesús les dice “Velad” (26,41). Velar, estar atento y despierto será una actitud básica de la vida del cristiano (24,4.42.44; 25,13) para contrarrestar la acción del Maligno. Para hacer crecer el Reino de Dios habrá que estar despiertos y vigilantes.

La parábola advierte de la tentación de arrancar rápidamente la cizaña que molesta. “¿Quieres que vayamos a arrancar la cizaña?”. Es la lógica reacción humana de destruir al contrario. Aquel que me molesta, el que nos quiere daño, el que no piensa cómo nosotros hay que destruirlo rápidamente. Es la reacción de Jaime y Juan cuando unos samaritanos no los acogen al llegar a su pueblo y piden a Jesús que baje fuego del cielo y los consuma, pero Jesús les regaña (Lc 9,51-55).

Con el trigo y cizaña que crecen juntos Jesús quiere enseñar a sus seguidores que deben coexistir con los opositores, con quienes, sin destruirlo, ponen obstáculos a la implantación y crecimiento del Reino de Dios.

La semilla debe dar fruto, es decir, que la razón de ser del Reino de Dios es ser alimento y por tanto dar vida y darla con abundancia.

El domingo 16 durante el año. 23 de Julio de 2023

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