1. Roma debe escuchar a gente como Albert Manent (1930-2014) y Josep Benet (1.920-2008), cristianos sin complejos y sin exhibicionismos superficiale. Roma debería hacerlo por el bien del Evangelio de Jesús, de la Iglesia, y de la convivencia libre y democrática de esta nación con milenarias raíces cristianas que es Catalunya.
2. Benet y Manent son figuras ejemplares y voluntariamente humildes de la Catalunya contemporánea y de la Iglesia católica del siglo XX y de la primera década del siglo XXI. Conspiradores contra la dictadura. Tejedores de complicidades a favor de la democracia, la cultura, la libertad, la solidaridad. Generosos con los demás. Sin afán de protagonismo ni de riquezas.
3. El padre Josep Massot, monje de Montserra, haciéndose eco de la convicción de mucha gente, entrelazó la trayectoria y la actividad de Benet y Manent en la homilía del funeral de Albert Manent. Ambos, como laicos cristianos, se han mantenido en su vida larga e intensa fieles al Evangelio y también a la Iglesia catalana y universal, y comprometidos políticamente a favor de la construcción nacional de Catalunya. Ambos, hombres honrados, han conocido la clandestinidad y el sacrificio. Han rechazado siempre el nacional catolicismo que tanto daño ha hecho, y todavía hace, a la sociedad española ya la Iglesia.
4. Josep Benet y Albert Manent se inscriben en la mejor historia catalana y cristiana. Sintonizan con personajes como Jacint Verdaguer (1845-1902), el obispo Josep Torres i Bages (1846-1916), Antoni Gaudí (1852-1926), Joan Maragall (1860-1911), el canónigo Carles Cardó (1884-1958), el político fusilado por el franquismo Manuel Carrasco i Formiguera (1890-1938), exiliados como el cardenal Francesc Vidal i Barraquer (1968-1943) y el abad Aureli M. Escarré (1908-1968), el cardenal Narcís Jubany (1913-1996), el obispo Joan Carrera (1930-2008). Esta historia no es contada por el episcopado español en Roma .
5. Roma debería escuchar y hacer caso de gente como Benet y Manent, profundos conocedores y amantes de Catalunya y de la Iglesia. Al menos, en tres cuestiones. Nombramiento de obispos . Consolidación de la Tarraconense como auténtica Conferencia Episcopal. Respeto al proceso soberanista catalán, democrático y pacífico. Los cristianos creen -creemos- que Benet y Manent están en manos de Dios y, al mismo tiempo, consideran que sus huellas y su espíritu siguen vivos .
