La tradición judía identifica Sefarad con la Península Ibérica y con España.
Con las migraciones forzosas desde la Península Ibérica en el siglo XV como necesario telón de fondo, la exposición surge a partir de la historia de la familia materna de la artista, en la que confluyen, desde ese contexto histórico, varios desplazamientos que han tenido lugar durante el último siglo. A partir de fotografías y otras referencias visuales, las reflexiones y las emociones se (re)encuentran tanto en las capas de pintura como en su ausencia, que invitan a problematizar la percepción histórica necesariamente fragmentada de una dispersión que no es tan solo física y geográfica.