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Ya sé que algunos me dirán que pudiendo citar a un Santo Padre no entienden porqué cito al Che, pero hoy me da la gana de citarle porque llegó a mis manos un texto que me parece revelador de algo muy importante y que tiene mucha miga.

El decía en una carta a sus hijos: “sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo”.Y en otra parte decía, “la auténtica revolución se gesta en el corazón”
Me quedo con una idea: El sufrimiento de los otros, nos ha de hacer mal, y juntos, no en solitario, tenemos que involucrarnos en la lucha por la causa de la justícia.
Pero esta lucha ha de ser filtrada por el corazón: allá es posible auscultar el gemido de la humanidad, y recuperar fuerzas y energías, clarividencia y sabiduría, para luchar “a muerte por la vida de todos”.
La humanidad es como un solo cuerpo, no podemos avanzar si no vamos todos juntos; no podemos dejar atrás una parte de nosotros mismos, de nuestro cuerpo; ninguno de nosotros será libre, hasta que no lo seamos todos plenamente.
Si líbremente asumimos la causa de los otros como propia. Si superamos la distancia de la falta de implicación. Si aceptamos el camino de la solidaridad en comunión con otros. Entonces seremos libres de verdad y nos sumergiremos en la lucha de nuestros hermanos en la lucha de la humanidad.
Y acabo citando a Monseñor, Leónidas Proaño, un obispo de Ecuador que murió hace unos años que decía:
“Sentir como algo propio el sufrimiento del hermano de aquí y del de allá, hacer propia la angustia de los pobres, es solidaridad.
Mantener siempre atentos los oídos al grito de dolor de los demás y escuchar su llamada de socorro, es solidaridad.
Entregar por amor la vida es la prueba mayor de amistad, es vivir y morir con Jesucristo, es solidaridad.”

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