Complejidad en el lenguaje arquitectónico en la época de los mass media.
Ahora bien, hay que tener en cuenta las características propias de la arquitectura en la época del caos postmoderno (Vattimo), del supermercado de las religiones (Berger), y de la era del espectáculo para que la línea entre la arquitectura que evangeliza y la arquitectura "vendida" (del espectáculo) es muy difusa. De entrada hay que tener en cuenta que los MCS se organizan en torno al criterio de la espectacularidad. La industria de la comunicación ya no es una parte de la cultura, sino una empresa lucrativa que busca el máximo beneficio. Los MCS ya no tienen como objetivo lo de informar, formar y entretener, sino que estos tres objetivos han formado a pasar parte de una estrategia para conseguir audiencia y, así, conseguir el lucro económico del circo mediático. Interesa la religión en tanto que es fábrica de espectáculo.
Por otra parte, siguiendo la distinción de Walter Benjamin entre las experiencias (mundo presencial) y las viviències (mundo virtual o vicario), estas últimas no son capaces de ofrecer o propiciar una conversión. Como dice el arquitecto Enric Comas sj "no hay arquitectura sacra que actúe ex opere operato".
De la arquitectura que evangeliza a la arquitectura "vendida": La Catedral de Cristal de Richard Meier.
Finalmente, Robert H. Schuller encargó un Centro de Bienvenida para la Catedral de Cristal al arquitecto de origen judío Richard Meier, el cual accedió a construir con mucho gusto a pesar del panorama sísmico californiano. ¿Qué es lo que vende esta construcción? Un gran espacio vidriado, a semejanza de las iglesias de Frank Lloyd Wright, que toma como excusa la analogía de la divinidad con la luz y el cosmos para construir un espacio espectacular que acoge una decoración absolutamente "kitsh" que habla más de la vanagloria del pastor que de la Gloria de Dios.
Lo que resulta curioso es que el mismo arquitecto construyera la iglesia Dives in Misericordia por encargo vaticano en la ciudad eterna, en el marco del la entrada en el segundo milenio. Como recoge Plazaola sj en "El futuro del arte sacro", el arquitecto declaraba entonces que "No importa a qué religión se pertenece, aquí se reencuentran las cosas importantes de la vida", toda una ironía del saber hacer de los grandes arquitectos y de el ajustarse a un programa determinado. Quizás esta iglesia muestra uno de los riesgos que, como apunta Albert Sáez, hay que pasar por inculturar el evangelio al hombre contemporáneo, pero creo que habría que velar para que la espectacularidad no fagocite el misterio cristiano en las nuevas iglesias.
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