Ya hemos vuelto de vacaciones y poco a poco volvemos a estar operativos en los proyectos que llevamos entre manos. Esta semana ya hemos elevado el nuevo baldaquín en medio de la iglesia parroquial de Santa Madrona del Poble-Sec ... o debería llamarlo simplemente "truss" (estructura en celosía)? Quizás lo podríamos dejar en "baldaquín tecnológico" pero ciertamente que la visión del elemento en suspensión, a cinco metros del suelo existente y garantizando la visibilidad de la imagen de la titular, resulta sugerente por su sinceridad estructural y por su protagonismo espacial.
Es interesante captar con un elemento industrial, que montamos a modo de mecano como si fuera un mueble del IKEA, sin ninguna pretensión que la de ofrecer un servicio técnico, puede resultar un elemento simbólico. Ahora todavía queda poner altavoces, iluminación y el manto con una cruz de colores a modo de patchwork (la imagen del logotipo de las cuatro parroquias del Poble Sec). Será entonces cuando se verá la potencia del baldaquín-truss polisémico ... y, por eso, supongo que polémico. Avanzándome posibles críticos hago mías las palabras de Antoni Moragas para defender su actuación en la Capilla de Sant Jaume de Badalona:
“Quiero salir del paso a aquellos que me dirán que después de todo esto la iglesia se parecerá a una fábrica o un cine. En primer lugar, quiero señalar que las comparaciones no son nunca síntoma de mucha imaginación, sino de quien sabe matizar poco. En segundo lugar, debemos aceptar que si la iglesia se parece a una fábrica o a un cine, alabado sea Dios, que las fábricas y los cines no tienen que ser a la fuerza lugares de perdición, y es más natural que una iglesia de 1956 se parezca a una fábrica o un cine, que son construcciones muy propias de estos tiempos, que no a un palacio florentino del Renacimiento, del mismo modo que una iglesia gótica (auténtica) tiene el mismo aire que cualquier construcción civil de su época”
