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"La clave de una concepción cristiana de los estudios radica en que la oración está hecha de atención. La oración es la orientación hacia Dios de toda la atención que el alma es capaz. La calidad de la oración está para muchos en la calidad de la atención. La calidez el corazón no puede suplirla" (Simone Weil. “A la espera de Dios”).

Para la filósofa Simone Weil, cuando se planteaba qué relación existe entre la interioridad y los estudios, concluía que un alumno atento es un alma que ora. Cuando estamos atentos a nuestro objeto de estudio, centrados y abandonados en él, nos abrimos a la alteridad y, ésta, en último término y en sentido fuerte, apunta a la Alteridad, el Misterio, Dios en definitiva. Así pues, el aula puede convertirse en lugar de encuentro con lo trascendente, muy en consonancia con aquello tan ignaciano de "encontrar a Dios en todas las cosas", pero esto tampoco descarta que esta misma atención se pueda aplicar al mismo saber y vivir explícitamente religiosos, concretamente en un espacio para la oración escolar. Una capilla u oratorio escolares deben seguir esta misma dinámica que lleva el alumno en su cotidiano y que ya hemos descrito: una atención concentrada en el objeto de estudio orienta al alma a la Alteridad.

De aquí sacamos dos verbos: Concentrar y Orientar. ¿Qué es la Iglesia sino una asamblea (concentración) que responde a una llamada externa (orientación)? Este doble movimiento responde también a la dinámica eucarística: nos reunimos en Nombre de Alguien Otro que nos ha convocado y posteriormente nos vuelve a dispersar. Se podría entender incluso la dinámica del cotidiano de la comunidad educativa también en este doble movimiento: Dios nos llama (convocación) a una tarea educadora-evangelizadora y, en ella, encontramos una Presencia que es el sentido (orientación) de la nuestra vida. Estos dos verbos traducidos a modo espacial equivale a aunar planta central ("todos en torno a") y la planta longitudinal ("todos hacia").

Estado actual del oratori del Colegio Jesuïtes-Clot.

Esta reflexión es la que aplicamos ahora al encargo que ha hecho la "Comunidad Cristiana San Pedro Claver - El Clot" en el despacho "T113-Taller de Arquitectura" para la reforma del oratorio del Colegio Jesuitas - El Clot . El actual espacio del oratorio de la escuela responde a lo que en su momento era el oratorio de la comunidad de jesuitas que residía. Está situado dentro de lo que eran las dependencias de "clausura" de la comunidad, incluso aún permanece en la pared del pasillo de acceso una percha del momento, en la planta primera del edificio antiguo. La capilla, de planta cuadrada (5x5m) por 4m de altura, muy probablemente fue diseñada en su momento por el P. Jordi Roca sj, la familiaridad de los materiales y la composición empleada así lo atestiguan, que también hizo, por ejemplo, la Capilla de San Ignacio de la Residencia sacerdotal de la Curia Provincial, en la calle Llúria n º 13.

El diseño de esta capilla, "moderna" en su momento, constaba de una base enmoquetada, hoy muy deteriorada; un tabique que tapaba el acceso directo de luz en el oratorio y detrás del cual había almacenamiento de sillas plegables ; un zócalo de madera corrido a unos 80cm de altura, entre la base enmoquetada y las paredes de color marrón oscuro donde se insertaba también el sagrario, y una luminaria colgada del techo, pintado también de marrón oscuro, que rebajaba notablemente altura de la estancia para iluminar sólo de 2,2 m hacia abajo.

La propuesta: el oratorio como un espacio de revelación.

El oratorio actual responde a un oratorio de comunidad de jesuitas y no al de una comunidad educativa integrada por gente de diversas edades. Es decir, no hay una voluntad "catequética" en este espacio porque, sencillamente, no se había planteado en sus inicios. Si a este hecho le añadimos el visible desgaste por el paso del tiempo, esta da un cierto aire de espacio religioso "de los sesenta" actualmente obsoleto.

La primera cosa que hacemos notar es que, dado que la estancia es muy pequeña y de planta cuadrada, un recurso espacial adecuada es la "ocultación" o "desmaterialización" de las esquinas mediante tabiques que no llegan a tocar (no se ve el límite) o bien que se curvan. Por ello, ya que el acceso se realiza desde una de las esquinas, proponemos enfatizar la visión de la diagonal del espacio, que es su dimensión más larga, justo al acceder disponiendo en la esquina opuesta el sagrario . Las esquinas opuestas a esta diagonal se curvan para poder acoger un banco corrido que también actúa de almacén.

En cuanto al techo, se propone ganar toda la altura posible y hacer un falso techo en forma de dos triángulos resultantes de la división del cuadrado por su diagonal. Estos triángulos se prevén de material flexible, una tela, de forma que puedan funcionar como difusores lumínicos de la luz que se dispondría entre éstos y el techo actual. Su forma triangular, el hecho de que no lleguen a las esquinas y que tengan una cierta inclinación enfatiza y marca lo que es más importante del oratorio: el sagrario, aparte de que evidentemente es una imagen muy evocadora del Espíritu Santo que planea sobre el espacio.

Recuperamos ahora los dos verbos presentados al principio: atención y oración, a los que vinculábamos una planta central y otra lineal respectivamente. Pues bien, las paredes curvadas actúan metafóricamente como dos manos que acogen a la comunidad reunida y, al mismo tiempo, el espacio entre éstas y la diagonal acceso-sagrario marca la direccionalidad de la oración. No estamos aquí para una reunión cualquiera, sino que somos "convocados" por la Presencia de Alguien Otro presente en el Santísimo. Cuando la comunidad se encuentra y quiere hacer oración "orientada" se puede poner toda ella mirando hacia el sagrario, de forma que quien entra no interrumpe la oración porque no entra en contacto visual. Por otra parte, cuando la comunidad se encuentra en celebración eucarística se sitúa en torno al altar, en medio de la planta. Planta direccional y planta central son posibilitadas.

Como bien comenta el P. Manuel Hernández sj, arquitecto y docente de la escuela, hemos conseguido un proyecto en el que hay una carga simbólica notable en un espacio muy pequeño. Ahora queda pasar ya al proyecto ejecutivo y hacerlo real.

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